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Carmen Domingo

El 11 M tiene otro protagonista más relevante que las torres, Salvador Allende

El otro día fui al cine a ver un documental que han estrenado en el Festival de San Sebastián y que, por sorprendente que pueda parecer, en Barcelona sólo se ha estrenado en una sala: Salvador Allende. Confirma claro, que los estadounidenses y sus problemas parece que nos importan más, a la vista del número de salas en las que está Michael Moore y de lo poco que intuyo que durará la proyección de este documental en la sala barcelonesa.

La verdad es que yo no sabía demasiado sobre Chile, ni sobre Salvador Allende, sabía que el 11 de septiembre habían bombardeado el palacio de la Moneda, residencia del presidente chileno, que se lo cargaron (o se suicidó, parece en el documental que se suicidó) y que lo hicieron los militares chilenos ayudados por EEUU por que temían que Allende fuera demasiado de izquierdas. Hasta aquí mi información. Quizás algo más completa en realidad, pero poco más. Y no por falta de interés, sino porque hasta en Chile (la verdad es que las fechas están todavía demasiado próximas) todavía hoy no tienen una biografía de Allende publicada.

Tras ver el documental, asombrarme con la conciencia política que tienen los chilenos (fundamentalmente de las clases más desfavorecidas) y dee darme cuenta de lo realmente importante que fue que Salvador Allende consiguiera ganar esas elecciones que fueron (un señor que, dicho sea de paso, estuvo más de veinte años haciendo capaña por todo el país sin descanso hasta que logró convencer a todo el mundo de sus tesis de igualdad), a la vez, su sentencia de muerte, sigo asombrada y encantada a la vez de cómo se puede defende un socialismo real sólo con la fuerza de las palabras, sin utilizar nunca (ni pensar en hacerlo) la de las armas.

Aunque también estoy asombrada de que EEUU siga haciendo lo mismo que siempre, derrocar, matar a todo aquel que se le ponga por delante (como bien señala el embajador norteamericano en Valparaíso sin que se le caiga la cara de vergüenza "Nixon nos dijo que hicieramos lo que hiciese falta para que Allende no gobernara") sin que nadie diga nada.

De hecho no sé porqué el señor Gárzón insiste sólo en meter en la cárcel a Pinochet, bueno, sí, porque le gusta salir en fotos, y no se preocupa de condenar a todos los americanos que estuvieron implicados en el golpe de estado y se cargaron, porque no les gustaba lo que estaba haciendo con la economía, la democracia de un pueblo. Y no sólo eso, sino que el embajador cita desde El Vaticano, hasta la monarquía belga (lo que me faltaba) entre otros como colaboradores económicos en la caída de Allende. En fin... una gran nómina de culpables.

Salgo admirada, insisto, de la gran capacidad política y conciencia que tenían los chilenos en aquel entonces y cada vez entiendo más cómo los de las clases bienestantes chilenas no viven, al menos, con la cara agachada por la vergüenza de colaborar con un régimen que se cargó Chile y lo que Allende supuso.

Y mientras, aquí, Pío Moa sigue diciendo que fueron el PSOE y Esquerra los culpables de que hubiera una guerra civil.

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