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Carmen Domingo

Elegy: un rodaje en Vancouver

Una tiene suerte, mucha, de que las amigas le dejen colarse en los rodaje. Así son las cosas, y así las he contado en el Marie Claire de este mes.

Isabel Coixet se dispone a realizar un travelling. Grita "¡action!" y, colocada detrás de la cámara, como si fuera una más del equipo en lugar de la directora, la enciende para grabar. Mantiene la misma forma de rodar que en todas sus películas. "Aunque ya levamos unas semanas de rodaje, siguen sorprendiéndose de que sea yo quien esté detrás de la cámara, en lugar de sentarme y mirar a través del monitor cómo queda la secuencia", explica la realizadora catalana. "Mi forma de dirigir, cámara en mano, es lo que más cuesta que entiendan por aquí, acostumbrados a otro tipo de director. Pero es la única manera de que un proyecto que me ha venido dado como éste sea al final tan mío como lo está siendo".

Son las siete de la tarde de un miércoles en el barrio antiguo de Vancouver. Se rueda "Elegy", la última película de Isabel Coixet. La protagonizan Penélope Cruz y Ben Kingsley y está basada en la novela de Philip Roth, "El animal moribundo". La escena transcurre en un callejón de casas bajas, escaleras de incendios en los muros, semáforos que prohíben el paso con una incandescente mano roja, poco tráfico y algún mirón. Es como si Nueva York se hubiera relajado al llegar a Vancouver. El equipo prepara las enormes grúas con las que simularán la lluvia y, cuando todo está a punto, se van a comer algo en una de las tiendas que, a modo de comedor de colonias, con mesas alargadas y bancos, tienen instaladas a un lado de la zona del rodaje. Todo el mundo -directora, productores, cámaras y equipo técnico- se dirige como una flecha a la gran pizarra donde puede verse, escrita con tiza, la lista de los platos del día. Acaba de llegar Ben Kingsley, "Sir Ben" como le gusta que lo llamen para marcar cierta distancia; sin embargo, el gentleman no se resiste el buen rollo que se respira en el equipo y opta por esperar junto a todo el mundo. Mira sus zapatos para confirmar que tienen el brillo adecuado y, de reojo, examina la suela para asegurarse de que no resbalará cuando corra bajo la lluvia en la escena. A su izquierda, su doble -sí, todas las escenas las interpretan antes otros actores para comprobar iluminación, enfoques, encuadres, y evitar el agotamiento de las estrellas- le comenta cómo ha ido el ensayo por la mañana. En esta escena David Kepesh -el maduro profesor que interpreta Ben Kingsley- camina bajo la tormenta mirando a un lado y a otro en busca de una mujer que no aparecerá en ese momento, Consuela (Penélope Cruz), la joven de la que el sexagenario profesor se ha enamorado. En frente, ataviada con gorro e impermeable, Isabel Coixet espera a que desaparezca el último rayo de sol para conseguir la atmósfera perfecta. Son necesarias cinco tomas para lograr el OK de la directora. "No siempre hacen falta tantas; a veces al segundo intento doy por buenos los resultados; si no son muy largas se pueden llegar a rodar dos o tres escenas en un día", explica.
Interior restaurante
Al día siguiente ruedan en uno de los pequeños locales de la zona vieja. El profesor y su amante se darán cita en un restaurante con sabor a confidencia amorosa. Llevan horas disponiendo el escenario (camareros, mesas, comida, extras que entran y salen, grupos y parejas...). Ben Kingsley ha llegado hace un rato y prepara su interpretación. Media hora antes de rodar, aparece Penélope. La acompaña su inseparable Ana, maquilladora, amiga, y "guardaespaldas" ocasional de la estrella. Pe llega radiante, maquillada y vestida de su personaje, luciendo unos preciosos zapatos de Christian Louboutin con un tacón considerable. Comenta la escena con Isabel primero y repasa los últimos matices con Ben. Por supuesto, en algunas revistas ya se ha hablado de un posible romance entre ellos. Tiene gracia. Algún paparazzi ha usado fotos robadas del rodaje para intentar justificar un lío. Obviamente no existe esa clase de química entre la cinematográfica pareja, pero sí de la interpretativa. Pe reconoce que está aprendiendo mucho a su lado y el tandem se "merienda" la pantalla. Mientras ellos hablan, se escucha, a lo lejos, a un joven sevillano gritar: "Penélope, mi abuela me había dicho que los monumentos no andan y te veo y sé que no es cierto". La actriz se gira y sonríe: "Qué arte tiene el chico". Pero la policía de Vancouver que está controlando el rodaje no entiende de piropos sevillanos y se dirige de inmediato hacia él para alejarlo de la zona. Consuela entra en el restaurante irradiando luz -es evidente que Penélope se siente cómoda con su personaje- y se sienta tras besar a David (Ben Kinsley) para disfrutar de una agradable velada. Tras rodar la escena un par de veces, pausa en el rodaje. Penélope se precipita sobre el monitor para ver el resultado de la secuencia. Después, sale a la calle a fumar y espera a que le traigan una sopa caliente que temple sus manos en una madrugada fría. Oigo cómo comenta a la incombustible Ana: "Estoy trabajando muy a gusto con Isabel". Llega Daniela, asistente personal de Pe, que aprovecha el descanso para acercarle a su perro León al set. Penélope se deshace en carantoñas en cuanto lo ve, a pesar de que, le dice Daniela, se acaba de comer entero el tacón de unos zapatos que no ha tenido tiempo ni de estrenar. "¡Ay, cómo eres!", le dice la actriz sin amago de enfado, y lo acaricia sin dejar de sonreír.
En la velada romántica, Ben está irresistible. Seduce a Penélope y convencerá al espectador. Queda claro que ésta no es otra manida historia del viejo cautiva jovencitas. Según Isabel, el filme es el paradigma: "Mientras los personajes masculinos de la película aparecen como indecisos y hasta temerosos en muchos casos, las tres mujeres son muy fuertes, les dan a ellos sopas con hondas". Y eso que, aunque "Elegy" aún se está rodando "ya ha sido malinterpretada", comenta Coixet. El Daily Mirror, al iniciar el proyecto, y hace poco The Guardian tacharon la película de misógina. "¿Te lo puedes creer?", exclama Isabel mientras muestra el fax que acaban de pasarle con uno de los artículos. "Además, ellos mismos se extrañan de que una directora como yo, con las películas que he dirigido, vaya a rodar ahora algo así." Es cierto que Roth ha sido acusado de misoginia antes, pero el retrato que hace de David Kepesh, el protagonista en "El animal moribundo", es el de un hombre básicamente asustado de las mujeres y del amor. "Consuela (Penélope Cruz) es una mujer distinta a todas las que el viejo profesor ha conocido. Y surge el inevitable infierno particular de celos, posesión y miedo al que se enfrenta David, y muchos otros hombres. Ante la pasión, el profesor deviene en un ser básico, con unas reacciones de miedo primarias." Y añade: "Yo, que conozco personalmente a Philip Roth, que hemos leído juntos página a página su novela, no lo veo así. Me he quedado muy sorprendida con los comentarios porque creo que poseo un radar para detectar la misoginia y no ha dado señal de alerta con Roth." Isabel, Penélope y Ben, ya con algo caliente en el estómago, repiten de nuevo la escena tras los retoques necesarios de los dos actores por parte de sus respectivas maquilladoras. Ben aprovecha para pedir algún aceite balsámico para ponerse en las manos porque tiene que coger la cara de Penélope antes de darle un beso y, en un claro gesto de coquetería, quiere que le huelan bien.

Toma 12 -plató- Encuentro amoroso
Toca secuencia de interior y todo el equipo se desplaza a los estudios de rodaje situados a unos kilómetros de Vancouver donde esperan todas las caravanas y está preparado el plató. Esta semana ruedan algunas de las escenas con componente erótico de la película. Los ánimos están algo más alterados de lo normal y el acceso a la zona del rodaje está restringido para la mayoría de miembros del equipo con los que Penélope, muy concentrada en su papel, tendrá muy poco trato estos días. "El sexo es algo que no he tocado hasta ahora, pero las escenas eróticas son importantes en esta película, aunque no son la clave. Existen en función de explicar quiénes son los personajes. Son escenas muy bellas y forman parte de la vida cotidiana de Kepesh y Consuela tanto como ir a la playa o al teatro o a un restaurante", explica Coixet quien aclara: "Elegy será más cercana a 9 Songs de Michael Winterbottom que a Instinto Básico". Al fondo, Penélope, situada entre Ana y Daniela, comenta que desde su papel en Jamón Jamón no se siente demasiado cómoda interpretando escenas de contenido sexual. Isabel llama a todo el mundo para empezar a rodar. Entran seis personas del equipo y unas enormes puertas de madera, que sólo dejan hueco a la imaginación, se cierran empujadas por dos de los chicos del equipo. Nadie entrará ni saldrá hasta que se escuche el OK de Isabel.

El fin de semana, que debería servir de relax, también se aprovecha. El sábado, Isabel y Ben ensayan las escenas de la semana siguiente.
Agotada tras seis días de jornadas maratonianas, Isabel llega al hotel a media noche. El merecido domingo, la directora ha decidido entregarse al shopping. "En el último fin de semana, Deborah Harry (la popular Blondim que también trabaja en Elegy) y yo nos recorrimos casi todas las tiendas y acabé comprándome estos zapatos. Bueno, casi me obligó a hacerlo". Y me enseña unas sandalias de plataforma de Angeli Inquieti que harían las delicias de más de una y que, junto con las gafas de pasta -"aquí en Vancouver hay modelos muy originales"- forman parte de su universo estético.

Amanece este domingo una mañana primaveral que invita al paseo. En la habitación de Isabel se acumulan novelas, revistas, CD's y otros fetiches. "He preparado la música para ambientar las escenas más eróticas". Está claro que si algo no cabe en el universo de Isabel Coixet es dejar un margen para el descanso.
Marie Claire Julio 2007

1 comentario

Jordan Spizikes -

Every single mountain features a peak. Every single valley has its minimal point. Lifestyle has its ups and downs, its peaks and its valleys.No one is up each of the time,nor are they down each of the time. Problems do stop. They're all resolved in time.