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Carmen Domingo

De militares, honestidades e infiernos

Leo estos días en la prensa los intentos que está haciendo la familia de Couso para que se aclare de forma oficial su muerte. Ahora ya el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz ha decidido cursar una comisión rogatoria a Estados Unidos para poder interrogar a tres de los militares responsables del disparo que lo mató.

Hasta aquí todo sigue los cauces normales, el problema empieza donde empiezan todos los problemas, cuando alguien tiene que obedecer y no lo hace.

Anteyer el magistrado accedió a solicitar al fiscal general de EE UU poder interrogar "en calidad de imputados y con asistencia letrada, al sargento Thomas Gibson, al capitán Philip Wolford y al teniente coronel Philip de Camp, todos ellos militares del ejército estadounidense por su participación en los hechos investigados en este proceso penal". Porque la querella estima que los tres militares pudieron incurrir en un delito contra la comunidad internacional. Pues bien, el portavoz del Pentágono encargado de responder en una rueda de prensa, ni corto ni perezoso declaró que el Departamento de Defensa se reserva el derecho a responder "apropiadamente" a la comisión rogatoria cursada por el juez.

Y por si la cosa no había quedado clarita para todos (vamos, que de declarar a España ni de coña) otro funcionario del Departamento de Estado dijo a Reuters que "hará frío en el infierno" antes de que los militares estadounidenses sean interrogados en España.

Palabra de Bush!

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