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Carmen Domingo

Madrid bien vale unos días

Regreso ahora de pasar cinco días en Madrid, entre la Biblioteca Nacional, y cenas, comidas y alguna fiesta, más o menos multitudinaria, entre amigos y algún encuentro profesional, o sea, no parar. Lo cierto es que Madrid, a mí por lo menos, esté los días que esté, consigue que se me pase el tiempo siempre como si fueran unas horas. Pero no os voy a hablar de eso, claro, sino de cómo a la vista de los nuevos ministros, me sorprendió que en la fiesta de la Residencia de estudiantes todo el mundo quisiera acercarse a César Antonio Molina, como si fuera ya a empezar a dar subvenciones o a repartir puestos de libre designación esa misma noche. Cómo son los "intelectuales", la mayoría de los cuales sólo eran aspirantes a "autores reconocidos" y, a ciencia cierta, se iban a quedar en eso. Confío que los asesores ministeriales tengan el ojo clínico suficiente para aconsejar debidamente.

Me pregunto, aunque conozco la respuesta, si harían lo mismo si el ministro en lugar de ser del PSOE fuera del PP, y me temo que la actitud sería la misma. Ganas de sorprenderse, claro está, igual que ayer -cenando con una amiga- y viendo en la televisión un programa del corazón en el que se hablaba de la viuda de España, echamos cuentas y vimos que estuvo poco más de un año casada con Paquirri y ha rentabilizado muy bien esos pocos meses. Qué cosas. Un famoso, o aspirante a serlo, le da importancia a las muertes según lo que le rentan e interpreta los meses en años. Y os lo digo esto por experiencia propia, que ayer tuve una reunión cinematográfica de trabajo -quizás es mejor decir de posible o imposible colaboración, de la que hablaré con nombres y apellidos en unos meses- en la que por medio hay también un tema parecido y no doy crédito de hasta dónde puede llegar el afán de protagonismo de los vivos, frente al de los muertos. País, que diría Forges...

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