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Carmen Domingo

En el país de la pandereta

Hablo ayer con Francesc, tras escuchar un programa de radio delirante por lo malo, de lo alegremente que gastamos en este país -ya sea España o Cataluña- el dinero del contribuyente. Cómo cualquiera con enchufes es capaz de conseguir su huequecillo en los medios, hacer de su capa un sayo y, aunque no tenga audiencia -se me ocurre ahora los desastrosos resultados de RNE4 la temporada pasada y que todos siguen en su sitio, cobrando y trabajando para que nadie lo escuche- nadie los molesta.
¿Qué pasaría en la empresa privada?, nos preguntamos. Pues seguramente los echarían con un saludo, en el mejor de los casos, y una patada en el culo en el peor. Craso error. Os cuento.
Hace unos días fui al pase que hicieron en Barcelona de las Trece Rosas. La película me interesaba, el guionista es amigo -Ignacio Martínez de Pisón y conocedor de la época- y la historia no puede estar más cerca en temática de mis últimas publicaciones como para controlarlo casi todo al dedillo. Hablando con Ignacio a la salida de la película uno se da cuenta de que un guión escrito por alguien que, como él, lleva años leyendo sobre la guerra civil y la posguerra española, muy difícilmente podía incurrir en errores históricos y el director -Martínez Lázaro- ha sabido escuchar sus sugerencias y dejarse aconsejar. Bastante tenía con dirigir, como para meterse en camisas de once varas. Y así es. Ergo. Aquí no hay ningún error. Empresa privada, decide hacer un proyecto, busca un profesional que conozca el tema, lo contrata y se ponen a ello.
Pero, qué cosas, no parece que esta sea la tónica general. En unos meses va a empezar a rodarse otra película sobre la posguerra española, también ambientada en la cárcel de mujeres ventas, también -como las Trece Rosas- basada en un libro que en algún momento tuvo éxito y -según me dijeron ayer- es el mismo director quien va a hacer el guión y la documentación: "con lo que he leído tengo conocimiento suficiente, si se me escapa algo son cosas puntuales que iré preguntando a unos y otros" -el director dixit. La ignorancia es temeraria. ¿Se creerá que conocer la historia de los años cuarenta es tan simple como hacer una película basada en su historia personal, o en los años que vivió en La Habana? Se lo creerá, me temo.  ¿Los triunfos tempranos crean monstruos? Se me va, no sé lo que crean, pero hichan egos sin duda.
Seguiré dando detalles cuando el tema esté más cerrado, lo prometo.

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