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Carmen Domingo

No sé si a fuerza de leer sobre política española me volveré tonta

No lo sé, de verdad, pero esto de ir leyendo cosas acerca de la política española empieza a ser adictivo. Además, como si nuestros políticos lo supieran, no hay día que no amanezcan con una "gran" frase, una "gran" idea o una "gran" reflexión. Yo ya no sé ni con quién empezar: Bono a primera hora de la mañana en la mirada crítica de Tele 5 (ríete tú de las palatalizaciones catalanas escuchando al castellano manchego en cuestión, que digo yo que no deja de sorprenderme que si fuera catalán alguien hubiera empezado a hacer coña con el tonillo) amanece diciendo que si la patria, Dios y el ejército; poco después el portavoz de PP emite una queja formal porque el pasado domingo se cortara la película "Contact" para dar en directo la explicación de Zapatero de la retira de tropas; ERC se queja del tono franquista de Bono en el discurso de recepción del cargo de Ministro (se podían haber quejado de más como, como por ejemplo, que invitara al evento a tres obispos, a Raphael y señora y a Gala, entre otros), el The Wall Street Journal publica un editorial que titula "Generalisimo Zapatero", relacionando las actitudes de nuestro sosoman, el hombre del talante (desde ya os advierto que odio, ODIO, esta palabreja)... en fin, que seguiría pero ya no, que bastante hay.

Y, para colmo, y acabando, me encentro con un artículo publicado en "El Periódico" el 4 de abril que se titula "El 'constitucionalista' ha sido un movimiento de apoyo al nacionalismo belicista de Aznar y a sus mentiras y manipulaciones" y escrito por Juan Aranzadi, profesor de antropología de la UNED en el que dice "lindezas" de Basta ya!, el Foro de Ermua, Sabater... y un sinfín de "demócratas" de "espíritu" libre y ánimo "crítico" a los que a punto estoy de enviarles unas banderita anticonstitucional para que estén más arropados, en fin... os lo adjunto:

"La unánime e incondicional adhesión de los líderes de ¡Basta ya! a las mentiras y manipulaciones políticas de Aznar ante la matanza de Atocha invita a hacer un análisis de lo ocurrido entre las jornadas de Ermua y las jornadas de Madrid. Ese análisis permite llegar a una conclusión sobre cuál es la principal novedad que introducen en la lucha ideológica y política contra el terrorismo de ETA (y contra el nacionalismo vasco democrático) los nuevos grupos, como Foro de Ermua o ¡Basta ya!, que --tras las jornadas de Ermua-- aspiran a superar y sustituir al movimiento pacifista en la lucha cívica contra ETA, promoviendo y liderando el frente constitucionalista PP-PSOE cuyo democrático declive se inicia con su derrota en las elecciones autonómicas vascas y se consuma en las recientes elecciones generales.
Esa novedad es la resultante de la conjunción y síntesis de varias innovaciones ideológicas y políticas que pueden darse (y de hecho se dan) de forma independiente en distintos sectores del movimiento constitucionalista y que sólo se suman y unifican en sus promotores y líderes más consecuentes, derechistas, lúcidos y cínicos:
Falaz amalgama entre ETA y PNV
1.-- La promoción propagandística de la amalgama política entre ETA y el PNV, paralela a la amalgama ideológica entre terrorismo y nacionalismo étnico.
La falaz consideración de que el terrorismo etarra es una consecuencia necesaria de la ideología etnista del nacionalismo vasco y de que este último es incompatible con la democracia es paralela --en autores como Antonio Elorza-- a la falaz identificación entre terrorismo e islamismo y a la defensa de la incompatibilidad entre la democracia y el islam.
Paradójicamente, esta condena de sólo determinadas ideologías y opciones políticas --el nacionalismo vasco y el islam-- como intrínsecamente terroristas (olvidando o silenciando que también grupos judíos, protestantes, católicos, nacionalistas españoles y ultrademócratas estadounidenses han realizado acciones terroristas) sirve de puente para desideologizar y etnizar el terrorismo (ETA pasa a ser terrorismo vasco y Al Qaeda terrorismo islámico) y permite que se instale en el frente constitucionalista la ideología antiterrorista, una ideología mixtificadora que, al sustancializar lo adjetivo e instrumental (las acciones terroristas) y esencializarlo como sujeto transcendente omnipresente (el terrorismo), permite subsumir problemas políticos tan distintos como los que plantean ETA, IRA, Al Qaeda, la intifada palestina o las FARC colombianas, bajo un único conflicto metafísico-religioso de carácter maniqueo: el combate escatológico entre democracia y terrorismo, entre el bien y el mal. Por esta vía ideológica, tras el 11-S, Bush se convierte en el líder natural del frente constitucionalista y de ¡Basta ya!: Aznar lo era ya desde sus orígenes.
Guerra patriótica al separatismo
2.-- El intento de anular la autonomía política del Partido Socialista de Euskadi (y, a su través, del PSOE todo) absorbiéndolo en un frente constitucionalista hegemonizado por el PP y cada vez más rabiosamente nacionalista español, tarea en la que inicialmente colaboró con entusiasmo suicida --por intereses oscuros o por simple necedad-- un amplio e importante sector de los socialistas vascos encaramado a la mismísima dirección del partido.
Lo que empezó presentándose como una defensa política de la democracia y de la Constitución contra el terrorismo pronto empezó a revelarse como una guerra patriótica de España frente al "separatismo" --al principio sólo vasco, pronto también catalán-- y no tardamos en ver cómo intelectuales con un notorio pasado aberzale y/o socialista, como Jon Juaristi y Edurne Uriarte, se entregaban a la regeneración ideológica del nacionalismo español y a la apología de la unidad de España amenazada, mientras que otros intelectuales de pasado ácrata, como
Fernando Savater, sin llegar tan lejos y aparentando mantener un vínculo ideológico con ese pasado, denunciaban airados el gran fraude del "progresismo antiaznarista" y enarbolaban razones supuestamente de izquierdas para votar al PP.
Lo ocurrido en los días posteriores al 11-M y los pronunciamientos periodísticos sobre esos sucesos --en El País, en ABC y en La Razón-- de miembros y simpatizantes de ¡Basta ya! como Martínez Gorriarán, Iñaki Ezkerra, Jon Juaristi, Fernando Savater y Antonio Muñoz Molina, dejan muy pocas dudas acerca de cuáles habían llegado a ser los reales objetivos políticos del movimiento constitucionalista: perpetuar al PP en el poder.
Identificación de la Constitución con el PP
3.-- El intento de capitalización e instrumentalización política partidista, en beneficio del PP, del creciente rechazo ético a los crímenes de ETA que se había ido produciendo en la sociedad vasca y en cuya promoción y extensión habían jugado un papel esencial --a lo largo de muchos años y disputándoles la calle a las huestes batasuna-- grupos pacifistas como Gesto por la Paz, a los que los nuevos héroes de la lucha antiterrorista desprecian, repudian e intentan marginar socialmente.
Una campaña mediática intenta, y en gran medida logra, grabar en la mente de los españoles la falsa idea de que "sólo el PP ha luchado y lucha contra ETA sin ambigüedades y de forma consecuente".
Paradójicamente, lo que ¡Basta ya! se empeña en presentar como una superación política del previo rechazo sólo ético del terrorismo de ETA encubre en realidad la moralización de una opción política partidista: la defensa "consecuente" de la Constitución (progresivamente identificada con el voto al PP) se presenta fraudulentamente como una obligación moral de todo aquel que rechace el terrorismo. Con el corolario obvio de que quien no defienda la Constitución (quien no vote al PP) será calificado de cómplice del terrorismo. En esta operación desempeña un papel esencial la cínica utilización de las víctimas del terrorismo.
Instrumentalización de las víctimas
4.-- La instrumentalización política partidista de las víctimas de ETA, cuya enorme diversidad social, política e ideológica (lo único que tienen en común todos los asesinados por ETA es que a todos los ha asesinado ETA) se transmuta en unidad sagrada y en comunión de los santos --de la que se apresuran a beneficiarse los vivos-- mediante su transubstanciación ideológica en mártires de la Constitución que interpelan a los votantes desde el otro mundo --exigiendo el voto para el frente constitucionalista (para el PP)-- a través de sus representantes sacerdotales en éste: los líderes de ¡Basta ya!, ungidos con el óleo sagrado de la amenaza de ETA que les convierte en "víctimas prospectivas" con un pie en este mundo y el otro en comunicación mística con las víctimas efectivas, con los muertos.
Se logra así una sacralización de aquello por lo que supuestamente murieron esos mártires, la Constitución, y se convierte en tabú su crítica y en obligación religiosa el escrupuloso respeto de su literal integridad: ¿cómo enmendar una tilde de aquello por lo que tanta sangre ha sido derramada? Quizá no sea casual que en el diseño de esta estrategia martirio-lógica, mimética de la que permitió a ETA en sus inicios sacralizar su causa, hayan participado tantos exetarras.
Uno de ellos, Jon Juaristi, convertido al judaísmo y al sionismo, bautizó a los constitucionalistas, ebrio de retórica, como "los judíos de Euskadi". Tan desatinada analogía (ETA siempre ha estado, afortunadamente, muy lejos de ser un Estado y los judíos alemanes, desgraciadamente, jamás disfrutaron, como los constitucionalistas en Euskadi, de la protección de un Estado infinitamente más poderoso que quienes les perseguían) sólo adquiere sentido si se piensa que el modelo primigenio, nada inconsciente, de esa necrófila operación de márketing político con las víctimas de ETA es la capitalización de las víctimas de la Shoah por los líderes sionistas que construyeron el Estado de Israel: la inmensa mayoría de esos millones de muertos, de los que tantos réditos ha obtenido el Estado sionista, no eran sionistas y sólo se convirtieron en judíos étnicos porque así lo decretó el antisemitismo nazi.
Movimiento nacional de aroma fascista
5.-- La promoción de un estilo de práctica, de organización y de liderazgo políticos de inequívoco aroma fascista.
Muy poco democrático es el olor que despide un "movimiento nacional por encima de los partidos", liderado por un héroe cuyo arrojo, sacrificio, gallardía y valor en la guerra contra el terrorismo le sitúa por encima de los candidatos a lendakari cuyas manos y partidos unifica y sintetiza, y le autoriza a exigir adhesión incondicional a su persona y sumisa aceptación, sin asomo de crítica, de sus ideas-órdenes y sus condenas y anatemas.
Quien mejor representa la novedad aportada por la síntesis "sin complejos" de estas cinco innovaciones del movimiento nacional constitucionalista a la ideología antiterrorista es sin duda Jon Juaristi, quien --no contento con pasar de la crítica del imaginario nacionalista vasco en El linaje de Aitor a la reinvención del imaginario nacionalista español en El sueño de la España ancestral-- no ha tenido empacho en aplaudir públicamente en artículos de prensa los asesinatos premeditados de palestinos por el Gobierno de Sharon y su política terrorista de limpieza étnica ni en declararse --en La tribu atribulada y en numerosos artículos-- admirador y seguidor de la derecha neoconservadora norteamericana y decidido partidario de la política imperial y belicista de EEUU.
El artículo que Jon Juaristi publicó en ABC al día siguiente de la matanza de Atocha, en el que se lamentaba chulescamente por su "acierto" al predecir la autoría de ETA ("ya indistinguible --aseguraba-- del terrorismo islámico en sus formas de actuación") y llamaba a votar al PP y a recordar y maldecir para siempre, en nombre de los muertos de Atocha, los vilipendiados nombres de quienes nos habíamos atrevido a opinar que el poder mortífero de ETA estaba seriamente menguado, es una desoladora prueba de los extremos de ceguera, de servilismo y de vileza a que han llegado algunos constitucionalistas que llaman "antiterrorismo" y "defensa de la democracia" a la apología del nacionalismo belicista español, estadounidense y sionista de Aznar, de Bush y de Sharon.

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