ay! don Manuel
No podía ser, estaba claro que no podía ser que don Manuel no diera titulares a capazos estas eleccones que -si dios quiere, y de existir debería intervenir- en las que al final puede que no sea presidente de los gallegos cuatro años más. Pues bien, así ha sido. Y la verdad es que ha dado los titulares por tres bandas: catalanes,0 periodistas y, cómo no, gays.
Aclaremos que esto está quedando algo confuso.
He leído hoy en el avión el artículo de El País en el que decía que había que votal al PP porque Galicia no podía acabar siendo un "guirigai como el tripartito catalán". bien está, don Manuel, suponiendo que guirigay equivalga a gobierno consensuado, y bien está, digo, si cada vez que sacara a los catalanes no fuera como ejemplo de lo "insolidarios" que somos, de lo mal que se está llevando el tripartito o de lo nacionalistas "separatistas" (creo que nos llamó así un día) que somos. ¿Le quedan años de vida para entender lo que quiere decir en una España plural o nos mantenemos en una grande y libre?, que me temo que es esto último y sino para muestra un botón: "se empieza hablando de nacionalismo, se acaba como en el País Vasco", Fraga dixit, claro, porque yo no sé cómo están en el País Vasco, ¿igual de mal que en Catalunya?
Sigue luego con los periodistas. En un alarde de ese talante demócrata que tan adentro tiene (y muy adentro debe estar a raiz de sus declaraciones habituales) en una entrevista que le hacían en uno de los medios del grupo Prisa le dijo al periodista: "usted sabe perfectamente que es un medio hostil y no imparcial". Por partes, imparcial, lo que se dice imparcial, que se sepa no es ninguno de los medios de comunicación, eso para empezar. Otra cosa es, señor Fraga que le guste más la imparcialidad de La Razón, pongo por caso, que la de la Cadena Ser. Y por lo mismo el primer medio no será hostil, sino amistoso, y el segundo sí lo será. Estaremos de acuerdo en eso, no? Y eso poco antes de que el líder del PP de Ourense, José Luis Baltar, animara a sus militantes a "buscar los votos donde sea, convencer a quien sea y robárselos a ellos o a quien sea".
Sigue luego previniendo a los jóvenes -esa juventud del PP que corea "si no eres del PP jodeté, jodeté", que deben estar preciosos con sus camisas azules y ellas con sus collarcitos de perlas que o debe parecer ni que se emocionan para que no se corra el rimel- contra los que quieren destruir a la familia y les invitó a votar al PP para acabar con "determinadas leyes asquerosas". ¡Leyes asquerosas!, esto sí que es bueno, ¿a qué leyes debe referirise?... `pues sí, sí, sí, a las que autorizan -mayoría parlamentaria mediante, claro, de varios partidos, no decretazos de partrido únicos- a casarse a los homosexuales y al divorcio en seis meses sin alegar causas. ¿El drama? nos lo aclara Fraga "¿Quién va a tener un hijo en esas condiciones?". Mira tú por donde.
Por cierto, ¿cómo es posible que ningún periodista -sea o no de un medio hostil- le pregunte a Fraga, a propóstito de algunos alegatos demócratas, el porqué de su buena relación con Augusto Pinochet, o la firma del presidente gallego en la sentencia de muerte de Julián Grimau, o el folleto, de título Crimen y castigo, que redactó y publicó para justificar el fusilamiento del comunista catalán, o los consejos de ministros de la dictadura franquista donde el que ahora opta a una quinta mayoría absoluta en las elecciones de Galiza asentía y consentía la pena de muerte... no sigo, porque me pica todo.
Aclaremos que esto está quedando algo confuso.
He leído hoy en el avión el artículo de El País en el que decía que había que votal al PP porque Galicia no podía acabar siendo un "guirigai como el tripartito catalán". bien está, don Manuel, suponiendo que guirigay equivalga a gobierno consensuado, y bien está, digo, si cada vez que sacara a los catalanes no fuera como ejemplo de lo "insolidarios" que somos, de lo mal que se está llevando el tripartito o de lo nacionalistas "separatistas" (creo que nos llamó así un día) que somos. ¿Le quedan años de vida para entender lo que quiere decir en una España plural o nos mantenemos en una grande y libre?, que me temo que es esto último y sino para muestra un botón: "se empieza hablando de nacionalismo, se acaba como en el País Vasco", Fraga dixit, claro, porque yo no sé cómo están en el País Vasco, ¿igual de mal que en Catalunya?
Sigue luego con los periodistas. En un alarde de ese talante demócrata que tan adentro tiene (y muy adentro debe estar a raiz de sus declaraciones habituales) en una entrevista que le hacían en uno de los medios del grupo Prisa le dijo al periodista: "usted sabe perfectamente que es un medio hostil y no imparcial". Por partes, imparcial, lo que se dice imparcial, que se sepa no es ninguno de los medios de comunicación, eso para empezar. Otra cosa es, señor Fraga que le guste más la imparcialidad de La Razón, pongo por caso, que la de la Cadena Ser. Y por lo mismo el primer medio no será hostil, sino amistoso, y el segundo sí lo será. Estaremos de acuerdo en eso, no? Y eso poco antes de que el líder del PP de Ourense, José Luis Baltar, animara a sus militantes a "buscar los votos donde sea, convencer a quien sea y robárselos a ellos o a quien sea".
Sigue luego previniendo a los jóvenes -esa juventud del PP que corea "si no eres del PP jodeté, jodeté", que deben estar preciosos con sus camisas azules y ellas con sus collarcitos de perlas que o debe parecer ni que se emocionan para que no se corra el rimel- contra los que quieren destruir a la familia y les invitó a votar al PP para acabar con "determinadas leyes asquerosas". ¡Leyes asquerosas!, esto sí que es bueno, ¿a qué leyes debe referirise?... `pues sí, sí, sí, a las que autorizan -mayoría parlamentaria mediante, claro, de varios partidos, no decretazos de partrido únicos- a casarse a los homosexuales y al divorcio en seis meses sin alegar causas. ¿El drama? nos lo aclara Fraga "¿Quién va a tener un hijo en esas condiciones?". Mira tú por donde.
Por cierto, ¿cómo es posible que ningún periodista -sea o no de un medio hostil- le pregunte a Fraga, a propóstito de algunos alegatos demócratas, el porqué de su buena relación con Augusto Pinochet, o la firma del presidente gallego en la sentencia de muerte de Julián Grimau, o el folleto, de título Crimen y castigo, que redactó y publicó para justificar el fusilamiento del comunista catalán, o los consejos de ministros de la dictadura franquista donde el que ahora opta a una quinta mayoría absoluta en las elecciones de Galiza asentía y consentía la pena de muerte... no sigo, porque me pica todo.
7 comentarios
ELEANOR -
Elena
Antonio -
otro Antonio -
Por cierto, ¿cual es la ley que dice que no se pueda dialogar con un grupo social cualquiera aunque sea un grupo terrorista?. Porque de haberla, se habría infringido ya en unas cuantas ocasiones.
En mi corto entendimiento, creo que solamente hay dos soluciones a un conflicto de este tipo que son:
- Dialogo, negociación, acuerdos.
- Eliminación de una o ambas partes.
De la primera tenemos un claro ejemplo en nuestra transición, ensalzada y puesta como ejemplo en todo el mundo (y es que eso de perdonar y olvidar tiene mérito), la segunda nos lleva inevitablemente a la guerra y al exterminio.
¿ Con cual de las dos te sientes más cómodo ?, yo siempre con la primera.
Antonio -
A la postura contraria al diálogo con los terroristas, yo le llamaría respeto y aplicación de la ley.
Si, en la transición, se hubieran dedicado a buscar responsables de masacres (ya puestos, sin discriminar a sus autores en función de su bando) posiblemente hubiera habido otra guerra.
Yo no hablo por no callar. Lo hago porque me gusta contrastar mis puntos de vista con quien desde la inteligencia, como es el caso de Carmen, discrepa de mí. Lo intento hacer sin insultar. Por eso, no acabaré mi comentario en el mismo tono que lo haces tú.
Otro Antonio -
Felicidades Carmen, sigue así.
Un lector
Antonio -
Antonio -
En lo de los medios estoy de acuerdo. Ninguno es imparcial y todos se someten a intereses particulares. Ya lo dijo Felipe González en un alarde de genialidad cuando se refirió a los periodistas como "gusanos goebelianos", en respuesta a una crítica a su gestión.