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Carmen Domingo

Desde los madriles de Cárcel de Ventas a Leo Bassi

Ayer, ya en Madrid, me pasé toda la tarde entrevistando a prisioneras políticas de la cárcel de Mujeres de Ventas. Todas tienen más de ochenta años y sorprende la lucidez con la que te explican y argumentan el por qué decidieron participar en la guerra civil, cuál fue su implicación política, cómo se sintieron cuando vieron que el conflicto podía durar algo más de lo previsto y cuál fue su sensación cuando, tras la Junta de Casado -el general que vendió a la república- vieron desaparecer el proyecto republicanos que había nacido nueve años antes y, claro, cómo vieron caer como moscas miles de compañeros suyos, sin jucios ni "mandangas legales" porque el gobierno de Franco no le hacía falta. Sorprende, digo, pero reconforta.

Lo que tambén sorprende, y mucho, pero no reconforta nada es que a Leo Bassi la misma -o parecida- intolerancia de la derecha del ayer, haya querido cargárselo sin más, por hacer un espectáculo en el que hace una apología del laicismo, y se disfraza, entre otros, de Benedicto XVI y de Dios. Bien está, mientras no le obliguen a verlo a quien no quiere. Por cierto, ayer noche lo vi en una entrevista en la tele, y a prpósito de las caricaturas sobre Mahoma y comparándolo con sus imitaciones, decía que "las caricaturas tendrían que haberlas hecho un musulmán, porque la crítica, y el reírse de las costumbres ha de ser algo que se haga desde el colectivo al que se pertenece, no desde el de enfrente", y la verdad tiene razón.

Yo, que ya ni me soprendo de que la historia se repita, que setenta años después la intolerancia de la derecha se manifieste con bombas y amenazas,  de momento, intentaré encontrar entradas para ver el espectáculo de Bassi antes de volver a Barcelona.

No entiendo a los Morancos, qué le vamos a hacer

No entiendo a los Morancos, qué le vamos a hacer

Bueno, a decir verdad, no entiendo muchas de las "cosas" (un genérico que odio, pero que me viene al pelo en este caso) que oficialmente hacen "partirse de risa" a un buen número de personas. Qué le vamos a hacer -alguno de los colaboradores de Buenafuente incluido, que no se diga-. Y lo mismo que me pasa con ellos me pasa, sistemáticamente, con las chirigotas andaluzas. Arte, dicen, de componer una canción, con ironía, humor y actualidad. Dicen y yo pienso que vale, que quizás sí, pero no para todos los públicos. Hasta aquí cada uno que haga de su capa un sayo y escuche lo que quiera. El problema llega cuando, tras deliberaciones, premian una chirigota que sí entiendo. ¿Cuál es el problema si la entiendo? Pues bien sencillo, que saltamos del humor a la ida de olla. Podría ser menos sutil, o incluso darle la vuelta, pero de momento ni me esfuerzo, porque para muestra un botón de lo que se nos avecina con la chirigota ceutí:

"Me fui directo al libro de Naturales / para ver si los turcos (musulmanes) son animales racionales. / Vi que esta gente y los bovinos son iguales / y me aclaró la duda: son todos animales".

Pues bien la chirigota Los Polluelos con pelos en los güevos -esta sabiduría patria no tiene límites- no sólo fue elegida la mejor de su categoría, sino que se llevó el premio a mejor letra. No contentos con la letrita anterior, siguieron explayándose y le cantan a lo "mal que lo hizo Hitler", en alusión al Holocausto, frase que ha cabreado -lógicamente- a los colectivos musulmanes de la ciudad autónoma. La Unión Demócrata Ceutí ha dicho que algunos de los pasodobles y cuplés que se cantaron son conductas punitivas y que están tipificadas en los artículos 510 y 525 del Código Penal, que aluden a proclamas racistas o xenófobas, no hace falta ni que lo digan porque a buen entendedor... La chirigota, por no dejar cordón suelto, aconseja a los cristianos a quitarse los "condones" "porque ya están igualadas las dos poblaciones".

Y, a todas estas, el autor de la letra, Jorge Pérez -agente de la Policía Local, ahí es ná-, declaró que no había querido insultar al colectivo musulmán. No sé si es más de chirigota que sea un policía quien escriba la letra, o que no entienda que es racista lo que escribe...

Bueno, os dejo que las chirigotas me superan y paso al chiste editorial de La Vanguardia de hoy -política internacional, Diego, que luego me dices que me notas muy española en los temas-, espero que se lea el texto, porque éste sí se entiende.

Cifras y manipulaciones tras una mani

Ayer, anteayer ya cuando acabe de escribir este texto, se manifestaron en Madrid (MadridZ que dicen muchos por aquellos lares) en contra de la negociación con ETA.  Digamos que esta nueva moda de que la derecha se manifieste, que al principio me hizo cierta gracias, está empezando a cansarme. Mucho, mucho.  Digamos, además, que la derecha española (agunas de las asociaciones de víctimas incluidas) se especializa en manifestarse en contra, de todo, por sistema, como buena derecha y eso, quieras que no, aún cansa más.

Ahora ha tocado (por tercera vez si mi memoria no me engaña) manifestarse en contra de la negociación con ETA -cansados de meterse con los catalanes, descansemos un poco y metámonos con los vascos-. Claro, que bien mirado, tiene sentido, si a alguien le interesa que se mantenga como amenaza flotante algún grupo, grupúsculo o lo que sea que consiga meter miedo en la sociedad, mejor. Así nos pueden controlar más tranquilamente (¿os suena eso de que el pueblo atemorizado es el mejor controlado?) y eso siempre le ha interesado más a la derecha; no estoy descubriendo la sopa de ajo.

Fascina en esto de la manifestación, es cierto, la guerra de cifras que se mueve siempre tras una convocatoria semejante. El Gobierno Zapatero cifra en 110.000 los asistentes cuando, según la AVT, fueron 1.750.000 las personas que secundaron la marcha contra la negociación con ETA. La Comunidad de Madrid aporta una tercera cifra: 1.400.000 asistentes. Y El País, fiel a los suyos, titula "casi 200.000" y especifica en el texto "entre 177.000 y 190.000", como le ha dicho el gobierno, claro. Dice el PP que es manipulación, en concreto Astarloa, que la verdad parece un compañero del Martínez El Facha que inmortalizaron en El Jueves. Seguro, seguro que sí, señor Astarloa, pero... primero ¿no están ustedes manipulando a las personas con las víctimas que hubo? ¿Y a la opinión pública con aquello de que ganan los terroristas cuando, claro está, ganamos todos? ¡Cómo les gusta eso del miedo en el cuerpo!, porque vistos y oídos algunos de los discursos diría yo que sí, claro, que están encantados con seguir metiendo miedo. Y, segundo, ¿no era peor manipular desde TVE, que en el fondo es de todos los españoles, Urdazi al habla, cuando la huelga general? ¿Recordáis aquellos de CCOO? No sé, por hablar una de las cientas de manipulaciones de los gobiernos Aznar -no entraré en lo de ENDESA y la NO venta a los catalanes porque es mezclar churras con merinas pero...

En fin, no voy a justificar con esto a El País, no, pero... son los datos que ha dado el gobierno y ellos lo citan Así que señores del PP, no les hiría mal un poco de memoria histórica reciente. Ya no pido más, porque sabido es que a los del PP les empieza la memoria siempre con los gobiernos socialistas, ellos tienen esa fijación, qué le vamos a hacer, pero al menos que conserven la de hace 8 años.

De fiestas nocturnas

De fiestas nocturnas

Entre política y política, novelas leídas con tantas ganas que ni me reconozco (si os caen en las manos la novela "Las vírgenes suicidas" o los relatos "En jaque" lanzaros sin dudarlo ni un momento), y DVDs en versión original (me acabo de "tragar", en tres días consecutivos, se entiende, el pack que ha editado la FNAC de Takeshi Kitano -"Kids return", "Escenas en el mar" y "Getting any?" y es de los que vale la pena, de esos que volverías a ver en un par de días) un momentito de descanso para la inauguración de Cinemascope, la tienda de cine de Joan, en la calle la perla 29, en Barcelona, claro.

Poco más que decir salvo que entre guacamole -Laura cuando se pone lo borda-, canapés de varios estilos y cava nos pasamos toda la noche la mar de bien mientras nos rodeaban actores y actrices en posters, fotografías y películas. Yo me dejé rodear más por Jack Nicholson porque sigue siendo mi favorito, qué queréis que os diga. ¿Ausencias? -en la inauguración ninguna que sea importante, me parece- en el proceder más de uno -no haré lista porque los Vall me pegarán a posteriori-, claro que... como dice el dicho "El mal tiempo trae bienes consigo: huyen las moscas y los malos amigos". ¡Ay este refranero nuestor!, un apunte, ayer hizo un frío de morirse, a buen entendedor...

¡Qué mal se llevan los cuernos!

Los cuernos son muy malos, malísimos. Que te los pongan, se entiende. Esto no es una novedad. Y si se llevan mal cuando sólo el afectado o afectada los conoce, mucho peor se llevan -si cabe- cuando estos se hacen públicos. Hasta aquí todo el mundo de acuerdo.

Frente a unos cuernos públicos dos opciones: aquí no ha pasado nada yo ya lo sabía, todo esto está hablado, somos adultos -la opción peor, porque uno nunca logra disimular lo suficiente, el dolor se enquista como pocos y sólo consigues que los demás desconfíen de ti porque los mentirosos nunca han sido buenos compañeros de baile-  y el tradicional golpe en la mesa, seguido de insultos varios contra el protagonista de los cuernos y su acomñante. La opción más tradicional y la que, a la larga, deja mejor sabor de boca, porque relaja de verdad. ¡Somos humanos!

En esta tesitura se encontraba ERC con la actitud de CIU y el PSOE, cuernos claros como pocos, públicos como pocos. Y ERC no ha dudado, ha dado el golpe en la mesa.  Para dar el golpe, sin embargo, necesitas un impulso, aunque sea el propio cabreo y eso ha hecho Carod Rovira y los suyos que se han envalentonado tras la multitudinaria manifestación del sábado en Barcelona y ha acabado calificando a Mas de "auténtico perdonavidas de la política catalana" y "matón de barrio". ¡No han tardado mucho!

Y puestos a asumir en público la cornamenta, ahora sí que podemos ponernos a exigir. ERC pide a Artur Mas que "deje de hacerse el chulo" retando a los republicanos a modificar al alza el acuerdo pactado con Zapatero mientras que en el Congreso "hace todo lo que está en sus manos para que el PSOE no se mueva ni un milímetro" de sus posiciones.

Como novia despechada, pero todavía con un asomo de esperanza en la reconciliación, llamó a Mas a "reflexionar" y constatar que "su afán de protagonismo y su interés partidista por atender los poderes fácticos del Estado van por un lado y la sociedad civil va por otro", dijo, en alusión a la manifestación del sábado en Barcelona, que para Ridao, fue, entre otras cosas, "un grito contra el acuerdo Zapatero-Mas".

En el fondo, en política o fuera de ella todos actuamos igual, y nos cuesta reconocer cuando algo se ha roto por interés -económico, político o puramente sexual- y a veces nos obcecamos por mantener una unión imposible sobre todo por la imagen que da de nosotros mismos ese acuerdo sin tener en cuenta que quizás es mejor que cada uno ande solo.

No todo el mundo baja la cabeza: Hugo Chavez se pone chulo

Pues sí, por sorprendente que parezca, no todo el mundo esconde la cabeza contra quien se supone que tiene más fuerza: Hugo Chávez se ha rebotado, y ha hecho bien. El presidente de Venezuela advirtió a Estados Unidos hace un par de días que está tomando "medidas" para una eventual suspensión del suministro petrolero a suelo estadunidense, en caso de que el gobierno de George W. Bush intente "pasarse de la raya" contra su gobierno. Y Venezuela, la verdad, es que si algo tiene es pretoleo, lo que son las cosas.

El miedo de que el pez grande se coma al chico es algo cada vez más generalizado. De hecho existe desde que el mundo es mundo, aunque no por eso sea menos asqueroso. En el mundo del escritor, que debe ser de los que más conozco, funciona a la perfección y ese "miedo al que todo lo puede" se extiende también a los medios que, supuestamente comen de él. ¿Hablo en chino?, no, no hablo en castellano, pero me explico. La prensa -pongamos por caso el Qué Leer- se supone que informa de lo que pasa en el mundo del libro -supongamos-. Pues bien, si tiene una noticia -pongamos por caso de que la editorial Martínez Roca ha falseado la información de liquidaciones a alguno de sus autores- no la dará si dicha editorial le pone publicidad para no perderla. ¿Falta de honestidad con sus contados lectores? Sí. ¿Falta de ética profesional con su gremio? También. Aunque, ¿no es un proverbio árabe el que dice que hay que esperar sentado en la puerta de casa para ver pasar el cadáver de tu enemigo? pues eso. Aunque antes, menos mal, siempre habrá algún reportaje en un suplemento de libros que lo explique, que una cosa es esperar a ver pasar el cadáver y otra muy distinta no ayudar a que pase antes, y una cosa es amenazar con el miedo, y otra muy distinta que todos nos pleguemos a él.

Pues lo mismo pasa en política y más entre países pobres y países ricos. Pero Chavez también se ha hartado. Caracas había exigido a Estados Unidos que dejara de interferir en sus asuntos internos y lo emplazó a que aclare si la nueva ofensiva verbal forma parte de un plan para desestabilizar el país de cara al presente año electoral. Previamente, Condoleza había sugerido en una rueda de prensa que se creara "un frente unido" contra el mandatario venezolano. Y claro, el presidente venezolano ha amenazado con lo que ha podido: "Ellos creen que yo no puedo tomar esa medida, porque el petróleo no tenemos donde colocarlo. ¡Ah!, están equivocados". Añadió que de muchos países piden petróleo venezolano, y que Caracas no les ha podido dar más porque ahora entregan un millón y medio de barriles diarios de su producción a Estados Unidos. Así que paciencia, señor Bush. Pobres, pero no tontos y con recursos. Como le pasó a Javier Marías, que acabó contando con un notario los libros que quedaban en el almacén de Anagrama para confirmar que los datos que le daban de liquidaciones no eran buenos.

"Mister Danger (Señor Peligro) -como llama a Bush-, forme usted su frente y nosotros formaremos el nuestro", añadió Chavez. Pues eso, pobres, pero defendiéndonos.

A vueltas con las manifestaciones a favor y en contra

Hace mucho que no entiendo esta extraña costumbre que se está poniendo de moda por estos lares nuestros de convocar manifestaciones en contra de lo que sea: del aborto, del matrimonio homosexual, de la ley de educación, del Estatut... ¿No tienen, pienso siempre, nada por lo que manifestarse a favor?, de la sanidad pública, del divorcio rápido, de la educación pública, del respeto a las decisiones de las urnas... No sé, cada vez llevo peor esto de ir en contra. Y hoy, encima, "si no quieres taza dos caldos".

Resulta que el Foro de Ermua, que se caracteriza por respetar sólo aquellas propuestas que han propuesto ellos mismos, lleva varios meses paseándose por España. ¿Para qué?, pues para manifestarse en contra del Estatut en distintas ciudades del Estado. Delirante en sí mismo como propósito, pero peor aún si cabe si, como hoy, nos enteramos de que tienen que ir fletando autobuses para traer a la gente de otras poblaciones y que se sumen a la manifestación, porque sino no tienen gente. La palabra delirio queda lejos a la vista del hecho.

Mientras, en Barcelona, la manifestación de hoy -no a favor sino en contra- era para que se considerar Catalunya como Nación. Un apunte metafórico antes de seguir, se ha desarrollado la mani desde Plaza España a Plaza Catalunya, no me negaréis que a buen entendedor.... fácil, pero ocurrente, que -para los que no lo sepan- las manifestaciones en Barcelona nunca tienen ese recorrido. Sigamos.

No voy a comentar un concepto que no entiendo -el de nación- aplicado a nada, ni tampoco entraré a opinar el por qué ERC ha hecho suya una manifestación que si no hubiera tenido las siglas de Esquerra delante seguro que hubiera aumentado la convocatoria, ni tampoco haré un comentario de la importancia que tiene el Estatut para los barceloneses si han preferido cambiar la hora del Barça - Betis para que la gente fuera a la mani. Pero no me negaréis que al menos no es en contra, sino a favor de.. y sobre todo para que se respete lo que ha decidido el Parlamento Español. Dos palabras, o conceptos, parlamento y respeto, cuyo significado parece que desconocen la mayoría de nuestros representantes políticos, lo que no deja de ser lamentable. No repito comentarios hechos los últimos días por Rajoy y satélites para ejemplificar lo que digo porque paso de dar cancha.

Cuando la Iglesia Católica dice de verdad lo que piensa se destapa

Llevamos días, semanas sería más exacto, escuchando, viendo y leyendo las reacciones que han tenido algunos musulmanes tras las dichosas viñetas danensas. Llevamos muchos días viéndolas, claro está, porque sigue conveniendo que veamos a los musulmanes como "bárbaros, agresivos y atrasados". Estas cosas convienen políticamente, y eso lo saben perfectamente nuestros dirigentes y por eso se dedican a insitir en el tema.

Otra cosa es, claro, que veamos lo energúmenos que somos en Occidente, salvo cuando no hay más remedio, y hay que sacar la filmación de los soldados británicos haciendo de las suyas con adolescentes iraquíes. Lo que Blair califica de hechos aislados en sus soldados -aislados, creo, porque sólo nos muestran imágenes de vez en cuando- se convierte en hechos generalizados si tenemos que hablar de quemas de banderas o similares en caso de los musulmanes -si miramos las imágenes con detemimento incluso en las manifestaciones hay poca gente, aunque cogidas de cerca siempre parece que el público es más del que en realidad es, simple truco de cámara-. Los medios de comunicación y los políticos deciden qué tenemos que ver, y con qué interpretación, eso no es nuevo.

Por eso mismo, por el sesgo de lo que interesa, contadas son las noticias que nos llegan de lo que la iglesia católica, la de verdad, la que dirige a millones de personas tras sus encíclicas y proclamas, piensa. De esa que mantiene sólo a los hombres en los puestos de poder, que prohibe las fórmulas de contraecpción en países del tercer mundo con un índice de VIH de casi el 40%, que traslada de país al obispo pederasta o que acusa a la mujer de provocar el maltrato. Hoy se ha colado una, interesará colarla, pero al menos ahora ya sabemos que el pasado domingo en la hoja parroquial Aleluya, que edita el Arzobispado de Valencia, por el catedrático de Teología jubilado Gonzalo Gironés se leía:"Nadie ha confesado qué hicieron las víctimas, que más de una vez provocan con su lengua". Las de malos tratos, claro, o sea qué es lo que hacen antes de que las apaleen o las maten. Sigamos leyendo.

Es un extracto del artículo sobre el maltrato a las mujeres, y a continuación este sacerdote valenciano abre un paréntesis explicativo en su texto, distribuido en las parroquias: "El varón, generalmente, no pierde los estribos por dominio, sino por debilidad: no aguanta más y reacciona descargando su fuerza, que aplasta a la provocadora". ¡Cómo no lo habíamos pensado antes! somos las mujeres las que provocamos que no peguen, claro, igual que llevar minifalda provoca la violación y así hasta ciento.

Para que no me diga nadie que corto y pego a mi antojo el texto, y como no es demasiado largo, ahí va, para que lo veamos clarito, el razonamiento del arzobispo Agustín García-Gasco:

"Se quejaba una mujer en un periódico de la agresión que sufre la mitad de los humanos, o sea las mujeres, por parte de la otra mitad. Prueba de ello son las 63 mujeres muertas a manos de sus parejas en España en el año 2005. Sin negar que ello sea verdad, conviene hacer dos precisiones. Primera: nadie ha confesado qué hicieron las víctimas, que más de una vez provocan con su lengua. (El varón, generalmente, no pierde los estribos por dominio, sino por debilidad: no aguanta más y reacciona descargando su fuerza que aplasta a la provocadora). Queda además una 2ª observación: ¿No han tenido en cuenta que hubo en España, durante el mismo periodo, 85.000 abortos reconocidos? Por cada mujer muerta a manos de un hombre hubo 1.350 niños asesinados por voluntad de sus madres. Es peor".

Eso, abortamos, luego somos asesinas; nos asesinan, luego somos provocadoras. ¡2006!

Vencedores y vencidos

Mira tú qué bien. Hoy estaba yo dispuesta a escribir una sesión fotográfica a la que asistí ayer con la top model Erin Wasson -guapísima- y que se prolonga un par de días más -deprisa y corriendo, eso sí, porque me voy al rodaje- y voy a tener que aplazar a dentro de unos días las anécdotas del rodaje, porque me parece a mí que el defensor del pueblo Enrique Mújica, en su línea, ha decidido hacer público que sólo es defensor de unos cuantos españoles. Mira tú qué bien.

Mújica, que ni es ni será santo de mi devoción, hizo ayer -leo en El Mundo- unas declaraciones en las que dice "Exigimos la rendición incondicional de ETA, con vencedores y vencidos". Eso, ahora que parece que las negociaciones avanzan como debieran, vamos a ponernos estupendos y a ver si conseguimos enfadar al que queremos y exijamos a los "vencidos", que eso viste mucho. Paciencia. Confío que los negociadores sean más inteligentes que él y que no hagan mucho caso a estas declaraciones. Claro qué, ¿cómo van a creerse los familiares que piden la reagrupación de los presos que el defenso del pueblo lo es de todo el mundo si leen este tipo de declaraciones? Se me escapa, la verdad.

A lo mejor, no sé, al haber sufrido en su familia el señor Mújica el asesinato de su hermano a manos de la banda armada no es el más indicado para mirar con objetividad toda la negociación y deberían haber recurrido a otra persona. No sé. Yo soy de las que piensa que la simplicaciones emocionales en este terreno no son muy recomendables, lo he dicho mil veces, y que conviene busca interlocutores, siempre, que no estén implicados. Siempre es todo más sencillo y se evitan las visceralidades. Sino me creéis, mirad otro de los comentarios: "el único diálogo que cabe con la banda es de la escoba con la basura. Si estamos en la fase de su final, acabemos con ellos aplicando intrumentos tan importantes como la Ley de Partidos y el Pacto Antiterrorista". Lo dicho, a lo mejor el señor Mújica debería opinar esto con la familia y los amigos pero no ahcerlo público como defensor del pueblo. A mí me molesta tener un defensor rencoroso. Os lo digo de antemano.

Y claro, de dialogar, que es la única solución, ni hablar: "Si tú te planteas el diálogo, van a ir más lejos. En la mentalidad totalitaria la palabra diálogo es una cesión y, sobre ello, establecen pasos más allá". Bueno, no sigo, porque como no haya diálogo estamos perdidos.

Un artículo de CHomsky en www.rebelion.org

 "El terrorista en el espejo", Noam Chomsky

Terror” es un término que provoca con razón emociones fuertes y preocupación profunda. La preocupación primordial debería llevar, naturalmente, a adoptar medidas que mitigaran la amenaza, que ha sido grave ya en el pasado y que lo va a ser incluso aún más en el futuro. Para proceder seriamente, hemos de establecer algunas directrices. Aquí van algunas, muy sencillas:

  1. Los hechos importan, aunque no nos gusten.

  2. Los principios morales elementales importan, incluso si tienen consecuencias que preferiríamos no enfrentar.

  3. Que haya una relativa claridad importa. No tendría sentido buscar una definición absolutamente precisa de “terror”, o de cualquier otro concepto, fuera de las ciencias experimentales y de las matemáticas y, a menudo, incluso ahí. Pero deberíamos buscar claridad suficiente para al menos distinguir la noción terror de otras dos nociones que bordean preocupantemente sus límites: agresión y legítima resistencia.

Si aceptamos estas directrices, hay caminos muy constructivos para abordar los problemas del terrorismo, que son muy graves. Se afirma habitualmente que algunas de las políticas actuales no ofrecen soluciones. Revisen los archivos y creo que encontrarán que hay una alternativa exacta ante esa acusación: “Presentan soluciones, pero no me gustan”.

Supongan, pues, que aceptamos esas sencillas directrices. Volvamos a la “Guerra contra el Terror”. Una vez que los hechos importan, importa el hecho de que George W. Bush no declaró la Guerra el 11-S, sino que fue la administración Reagan, hace veinte años, quien lo hizo.

Llegaron al poder afirmando que su política exterior enfrentaría lo que el Presidente denominó como “diabólico azote del terrorismo”, una plaga extendía por “depravados adversarios de la misma civilización” en un “retorno a la barbarie en la edad moderna” (Secretario de Estado George Shultz). La campaña se conformó adoptando la forma particularmente virulenta de plaga: el terrorismo internacional dirigido desde el estado. El foco principal fue América Central y Oriente Próximo, pero alcanzó el sur de Africa, el Sureste Asiático y donde uno ose mirar.

Un segundo hecho es que la guerra se declaró y se llevó a cabo más o menos por la misma gente que estaba dirigiendo la guerra, otra vez declarada, contra el terrorismo. El componente civil de esa Guerra contra el Terror tiene al frente a John Negroponte, designado el pasado año para supervisar todas las operaciones de contraterrorismo. Como Embajador que fue en Honduras, estuvo a cargo de la mayor operación de la primera Guerra contra el Terror, la guerra de la contra hacia Nicaragua, promovida y lanzada sobre todo desde bases estadounidenses en Honduras. Volveremos a examinar sus tareas. El componente militar de la Guerra de nuevo declarada estaba dirigido por Donald Rumsfeld. Durante la primera fase de la Guerra contra el Terror, Rumsfeld fue el enviado especial de Reagan en Oriente Próximo. Allí, su principal cometido fue establecer estrechas relaciones con Sadam Husein para que EEUU pudiera proporcionarle ayuda a gran escala, incluidos medios para desarrollar armas de destrucción masiva, prosiguiendo mucho después con las bestiales atrocidades contra los kurdos y el fin de la guerra con Irán. El objetivo oficial, en absoluto disimulado, era la responsabilidad que Washington asumió para ayudar a los exportadores estadounidenses y el “notablemente unánime punto de vista” de Washington y sus aliados británicos y arabo-saudíes de que “cualquiera que fueran los pecados del dirigente iraquí, ofreció a Occidente y a la región una mejor esperanza para la estabilidad de su país que la que podían ofrecer aquellos que sufrieron su represión” – afirmó Alan Cowell, el corresponsal en Oriente Próximo del New York Times, describiendo el criterio de Washington acerca de que George Bush I autorizó a Sadam para aplastar, en 1991, la rebelión chií que probablemente habría derrocado al tirano.

Sadam está siendo finalmente procesado por sus delitos. El primer proceso, ahora en curso, es por los delitos cometidos en 1982. 1982 fue un año importante en las relaciones entre EEUU e Iraq. Fue ese mismo año cuando Reagan sacó a Iraq de la lista de estados que apoyaban el terrorismo a fin de que la ayuda pudiera fluir hasta su amigo en Bagdad. Rumsfeld visitó entonces la capital para confirmar los acuerdos. Si juzgamos por los informes y comentarios, aunque se considere de mala educación mencionar cualquiera de estos hechos, permítanme sugerir que algunos otros personajes más deberían estar sentados junto a Sadam en el banquillo de la justicia. Al sacar a Sadam de la lista de estados que apoyaban al terrorismo, se produjo un vacío. Ese vacío se llenó de forma inmediata con Cuba, quizá en reconocimiento del hecho de que las guerras terroristas de EEUU contra Cuba desde 1961 habían llegado a su cenit, incluidos algunos sucesos que deberían aparecer justo ahora en primera página en algunas sociedades que valoraban su libertad, a lo cual volveré en breve. De nuevo, todo eso nos está diciendo algo sobre las actitudes reales de las elites frente a la plaga de la edad moderna.

Una vez que se prosiguió la primera Guerra contra el Terror por aquellos que ahora han declarado de nuevo la guerra, o sus inmediatos mentores, lo lógico es que cualquiera que se interese seriamente por la actual Guerra contra el Terror preguntara de una vez cómo se desarrolló la de los años ochenta. Sin embargo, la cuestión está virtualmente prohibida. Lo cual se puede entender tan pronto como investiguemos los hechos: la primera Guerra contra el Terror se convirtió rápidamente en una guerra terrorista brutal y asesina por todos los rincones del mundo adonde llegó, dejando sociedades tan traumatizadas que quizá no se puedan recuperar nunca. Huelga decir que lo que sucedió no es que sea oscuro sino que es inaceptable doctrinalmente, por tanto se trata de evitar que pueda ser examinado. Desenterrar los archivos es un ejercicio esclarecedor, con enormes implicaciones de cara al futuro.

Esos son varios de los hechos fundamentales y son los que sin duda importan. Volvamos a la segunda de las directrices: los principios morales básicos. El más básico de todos es una obviedad auténtica: las personas decentes se aplican a ellas mismas las mismas normas que aplicarían a los demás, o más estrictas aún. La adhesión a este principio de universalidad tendría muchas consecuencias útiles. Para empezar, se salvarían muchos árboles. Si se cumpliera ese principio, se reduciría radicalmente la información publicada y los comentarios acerca de asuntos políticos y sociales. Eliminaría virtualmente la disciplina puesta de moda hace poco sobre la teoría de la Guerra Justa. Y haría casi borrón y cuenta nueva con respecto a la Guerra contra el Terror. La razón es la misma en todos los casos: se rechaza el principio de universalidad, en la mayor parte de los casos de forma tácita, aunque en otros explícitamente. Esas son afirmaciones demoledoras. Las he expuesto crudamente a propósito para invitarles a desafiarlas y espero que lo hagan. Creo que encontrarán que aunque las afirmaciones están un tanto en números rojos, sin embargo están incómodamente cercanas a la certeza y, de hecho, profusamente documentadas. Prueben suerte Vds. mismos y verán.

En algunas ocasiones, al menos de palabra, se defiende la más elemental de las perogrulladas morales. El Tribunal de Nuremberg es un ejemplo de importancia crucial para los tiempos actuales. Al sentenciar a muerte a los criminales de guerra nazis, el juez Robert Jackson, el Jefe de los Fiscales de EEUU, habló de forma elocuente y memorable acerca del principio de universalidad. “Si consideramos como delitos determinados actos que violan los tratados”, dijo, “son delitos ya sea EEUU o Alemania quien los cometa, y no podemos establecer una norma de conducta criminal contra otros que no estemos dispuestos a invocar contra nosotros… No debemos olvidar que los antecedentes sobre los que juzgamos a estos acusados son los antecedentes sobre los que la historia nos juzgará a nosotros mañana. Presentar ante estos acusados un cáliz envenenado supone ponerlo también en nuestros propios labios”.

Esta es una clara y honorable afirmación del principio de universalidad. Pero el mismo juicio de Nuremberg violó de forma decisiva este principio. El Tribunal tenía que definir “crimen de guerra” y “crímenes contra la humanidad”. Se manipularon cuidadosamente estas definiciones para que los delitos fueran considerados criminales sólo si no eran los aliados los que los cometían. Se excluyó el bombardeo de urbes con concentraciones de civiles, porque los aliados habían llevado a cabo bombardeos de forma aún más bárbara que los nazis. Y los criminales de guerra nazis, como el Almirante Doenitz, pudieron alegar con éxito que sus homólogos británicos y estadounidenses habían desarrollado las mismas acciones. El razonamiento fue perfilado por Telford Taylor, un distinguido abogado internacionalista que fue el jefe de los fiscales de Jackson para Crímenes de Guerra. Explicó que “castigar al enemigo –especialmente al enemigo derrotado- por conductas en las cuales la nación que las impone se ha visto involucrada, sería tan extremadamente injusto que desacreditaría las mismas leyes”. Eso es correcto, pero la misma definición operativa de “crimen” también desacredita a las propias leyes. Tribunales posteriores se han visto desacreditados por el mismo defecto legal, pero la auto-exoneración de los poderosos del derecho internacional y de los principios morales elementales va más allá del ejemplo anterior y alcanza justo a todos los aspectos de las dos fases de la Guerra contra el Terror.

Volvamos al tercer tema de fondo: definir qué es “terror” y diferenciarlo de agresión y resistencia legítima. He estado escribiendo sobre el terror durante 25 años, incluso desde que la administración Reagan declaró su Guerra contra el Terror. He estado utilizando definiciones que parecen ser adecuadas por partida doble: en primer lugar, tienen sentido; y en segundo, son las definiciones oficiales de esas formas de hacer la guerra. Tomando una de esas definiciones oficiales, terrorismo es “el uso calculado de la violencia o de la amenaza de violencia para conseguir objetivos que son de naturaleza política, religiosa o ideológica… mediante la intimidación, la coacción o inculcando temor”, típicamente sobre objetivos civiles. La definición del gobierno británico es parecida: “Terrorismo es el uso, o amenaza, o acción, de violencia, que causa daños o perturba, y que se planea para influir en gobiernos o intimidar a pueblos con el propósito de hacer progresar una causa política, religiosa o ideológica”. Estas definiciones parecen ser bastante claras y en su uso normal resultan cercanas. También parece que hay acuerdo general en que son adecuadas cuando se trata del terrorismo de los enemigos.

Pero, inmediatamente, aflora un problema. Estas definiciones producen una consecuencia completamente inaceptable [para algunos]: llevan a deducir que EEUU es un estado terrorista importante, y lo fue de modo espectacular durante la guerra Reaganita contra el terror. Cojamos, simplemente, el caso más claro: la guerra de terrorismo de estado dirigida por Reagan contra Nicaragua fue condenada por el Tribunal Internacional, con apoyo de dos resoluciones del Consejo de Seguridad (vetadas por EEUU, con el Reino Unido absteniéndose educadamente). Otro caso completamente claro es el de Cuba, donde los antecedentes son hasta ahora voluminosos, sin que quepa polémica alguna. Y hay una larga lista que supera con creces ambas situaciones.

Sin embargo, podemos preguntarnos si esos crímenes, como el del ataque de estado contra Nicaragua, son realmente terrorismo o si elevan el listón hasta el crimen mucho más grave de agresión. El concepto de agresión fue definido con mucha claridad por el Juez Jackson en Nurenberg en términos que fueron reiterados básicamente en una autorizada resolución de la Asamblea General. Un “agresor”, propuso Jackson al Tribunal, es un estado que es el primero en cometer acciones tales como “invasión de sus fuerzas armadas, con o sin declaración previa de guerra, del territorio de otro Estado”, o “Prestación de apoyo a bandas armadas formadas en el territorio de otro Estado; o denegación de apoyo, a pesar de la solicitud del Estado invadido; o negarse a adoptar en su propio territorio todas las medidas que estén en su mano para privar a esas bandas de cualquier ayuda o protección”. La primera provisión se aplica sin ambigüedades a la invasión anglo-estadounidense de Iraq. La segunda, de forma clara, se aplicaría a la guerra de EEUU contra Nicaragua. Sin embargo, podríamos conceder el beneficio de la duda a los actuales detentadores del poder en Washington y a sus mentores, considerándoles sólo culpables del crimen menor de terrorismo internacional, pero a escala inmensa y sin precedentes.

Puede recordarse también que en Nuremberg se definió la agresión como “el supremo crimen internacional, diferenciándose de otros crímenes de guerra sólo en que contiene en sí mismo el mal absoluto acumulado – por ejemplo, todo el espanto y daño que ha inundado la torturada tierra de Iraq a partir de la invasión anglo-estadounidense; y también en Nicaragua, si la acusación no se reduce al terrorismo internacional. Y asimismo en Líbano y, hasta llegar a la actualidad, tantas y tantas otras víctimas que son olvidadas con total facilidad con la excusa de que se trató de una acción equivocada. El 13 de enero pasado, un avión de combate controlado a distancia atacó un pueblo en Pakistán, asesinando a docenas de civiles, familias enteras que tan sólo vivían cerca de una sospechada guarida de Al Qaida. Esas acciones rutinarias atraen poca atención, un legado del envenenamiento cultural moral llevado a cabo durante siglos de bestialidad imperial.

El Tribunal Internacional no asumió la acusación de agresión en el caso de Nicaragua. Las razones son instructivas y de enorme relevancia contemporánea. El caso de Nicaragua fue presentado por el profesor de Derecho de la distinguida Universidad de Harvard Abram Chayes, anterior consejero legal en el Departamento de Estado. El Tribunal rechazó gran parte de su caso sobre la base de que al aceptar la jurisdicción creada por el Tribunal Internacional de 1946, EEUU había introducido una reserva por la que quedaban excluidos de procesamiento en virtud de tratados multilaterales, incluida la Carta de NNUU. El Tribunal, por tanto, tuvo que restringir sus deliberaciones al derecho internacional consuetudinario y a un tratado bilateral Nicaragua-EEUU, a fin de que las acusaciones más graves quedaran excluidas. Incluso con una esfera tan reducida de actuación, el Tribunal acusó a Washington de “uso ilícito de fuerza” –hablando en román paladino, de terrorismo internacional- y ordenó poner fin a los crímenes y el pago de importantes compensaciones. Los Reaganitas reaccionaron mediante una escalada de la guerra, aprobando también ataques de sus fuerzas terroristas contra “objetivos fáciles”, blancos constituidos por civiles indefensos. La guerra terrorista dejó el país arruinado, con un número de muertes de 2,25 millones, más del total de la suma de todas las víctimas de guerra de la historia de EEUU. Una vez que el destrozado país cayó de nuevo bajo control estadounidense, la situación de miseria se deterioró aún más. Ahora es el segundo país más pobre de Latinoamérica después de Haití – y de forma accidental, también el segundo después de Haití en la intensidad de la intervención estadounidense durante el pasado siglo. La forma habitual de lamentar estas tragedias es decir que Haití y Nicaragua aparecen “arrasadas por tormentas que ellas mismas han creado”. Citando al Boston Globe, en el extremo liberal del periodismo estadounidense. Guatemala figura en el tercer lugar tanto por la miseria como por las intervenciones, más tormentas fabricadas asimismo por su culpa…

Para el canon occidental, nada de esto existe. Todo está excluido no sólo de los comentarios e historia en general, sino también, elocuentemente, de la inmensa literatura sobre la Guerra contra el Terror declarada de nuevo en 2001, aunque apenas pueda ser puesta en duda su importancia.

Estas consideraciones están relacionadas con la frontera entre terror y agresión. ¿Qué ocurre con la frontera entre terror y resistencia? Una de las cuestiones que se plantean es la legitimidad de las acciones para conseguir “el derecho a la autodeterminación, libertad e independencia derivadas de la Carta de las Naciones Unidas de los pueblos privados a la fuerza de ese derecho…, particularmente de los pueblos bajo regímenes coloniales y racistas y ocupación extranjera…” ¿Caen esas acciones bajo el concepto de terror o de resistencia? Las palabras citadas provienen de la denuncia más enérgica del crimen de terrorismo efectuada en la Asamblea General de UN, en diciembre de 1987, asumida bajo presiones Reaganitas. Por eso es, obviamente, una resolución importante, incluso más aún por la casi unanimidad del apoyo prestado. La resolución fue aprobada, por 153 votos afirmativos frente a 2 negativos (sólo Honduras se abstuvo). Afirmaba que “nada en la presente resolución podrá perjudicar en forma alguna el derecho a la autodeterminación, libertad e independencia”, como se señalaba en las palabras citadas. Los dos países que votaron en contra de la resolución explicaron sus razones en la sesión de Naciones Unidas. Se basaban precisamente en el párrafo citado. Entendían que la frase “regímenes racistas y coloniales” se refería a su aliado, el apartheid sudafricano, que entonces consumaba sus masacres por los países vecinos y continuaban con la brutal represión dentro del suyo. Evidentemente, EEUU e Israel no podían aceptar la resistencia ante el régimen del apartheid, especialmente cuando estaba dirigido por el ANC de Nelson Mandela, uno de los “grupos más notoriamente terroristas” del mundo, como Washington lo definió en aquella época. Admitir legitimidad a la resistencia contra “la ocupación extranjera” era también inaceptable. Se entendía que la frase se refería a la ocupación militar israelí apoyada por EEUU, que entonces cumplía veinte años. Evidentemente, la resistencia a esa ocupación no podía ser nunca consentida, aunque en la época de la resolución apenas existiera: a pesar de las extendidas torturas, la degradación, la brutalidad, el robo de la tierra y los recursos y otras concomitancias familiares para la ocupación militar, los palestinos bajo ocupación seguían siendo todavía “Samidin”: aquellos que resisten silenciosamente.

No hay vetos a nivel técnico en la Asamblea General. En el mundo real, un voto negativo de EEUU es un veto, de hecho es un doble veto: la resolución no se cumple, por lo que resulta vetada como denuncia y como antecedente histórico. Debería añadirse que esa pauta de votación es muy común en una amplia gama de cuestiones tanto en la Asamblea General como en el Consejo de Seguridad. Incluso desde mediados de la década de la década de los sesenta, cuando el mundo se escapó de control, EEUU se mantuvo, con diferencia, a la cabeza de los países que utilizaban los vetos en el Consejo de Seguridad, Gran Bretaña fue el segundo, sin ningún otro país que se les aproximara. Tiene también algún interés señalar que una mayoría del pueblo estadounidense es partidaria de abandonar del derecho al veto y de seguir la voluntad de la mayoría incluso si Washington lo desaprueba, hechos virtualmente desconocidos en EEUU, y supongo que también en otros lugares. Eso sugiere otra forma conservadora de abordar algunos de los problemas mundiales: prestar atención a la opinión pública.

Hasta el momento actual, el terrorismo dirigido o apoyado por los estados más poderosos no ha parado, eligiendo con frecuencia medios escandalosos. Estos hechos ofrecen una útil sugerencia acerca de cómo mitigar la plaga propagada por “los depravados adversarios de la civilización misma” en “una vuelta a la barbarie en tiempos modernos”: Acabar con la participación y con el apoyo al terrorismo. Eso contribuiría ciertamente a las objeciones proclamadas. Pero esa sugerencia también está fuera de agenda por las razones de siempre. Cuando se la invoca en alguna ocasión, la reacción que se produce nos lleva a reflexionar: una pataleta alegando que quienes hacen esta propuesta, que realmente es más bien conservadora, culpan de todo a EEUU.

Incluso saneando cuidadosamente la discusión, los dilemas surgen constantemente. Muy recientemente afloró uno cuando Luis Posada Carriles entró de forma ilegal en EEUU. Aunque le apliquemos la definición operativa restringida de “terror”, es de forma clara uno de los más tristemente célebres terroristas internacionales desde los años de la década de los sesenta hasta la actualidad. Venezuela pidió que fuera extraditado para que se enfrentara a la acusación de haber hecho estallar una bomba en un avión de CUBANA en Venezuela en el que murieron 73 personas. Tras escapar increíblemente Posada de una prisión venezolana, el liberal Boston Globe informó, “Había sido contratado por operativos secretos estadounidenses para dirigir la operación de reabastecimiento desde El Salvador para la contra nicaragüense” – es decir, que había jugado un papel destacado en atrocidades terroristas que son incomparablemente peores que hacer estallar el avión de CUBANA. De ahí el dilema. Citando a la prensa: “Si fuese extraditado y se le sometiera a juicio, se estaría enviando una señal preocupante a los agentes secretos extranjeros de que no pueden contar con la protección incondicional del gobierno estadounidense, y se expondría a la CIA a revelaciones públicas vergonzosas sobre anteriores actuaciones”. Evidentemente, es un problema con difícil solución.

Afortunadamente, el dilema de Posada fue resuelto por los tribunales, que rechazaron la solicitud de extradición, violando así el tratado de extradición firmado entre EEUU y Venezuela. Un día después, el director del FBI, Robert Mueller, urgió a Europa a acelerar las demandas estadounidenses de extradición que habían solicitado: “Siempre intentamos ver cómo podemos agilizar los procesos de extradición”, dijo. “Pensamos que se lo debemos a las víctimas del terrorismo, para que vean que la justicia se cumple de forma eficiente y efectiva”. Poco después, en la Cumbre Ibero-Americana, los dirigentes de España y los países latinoamericanos “apoyaron los esfuerzos de Venezuela para que EEUU extraditara [a Posadas] para someterlo a juicio” por el caso del avión de CUBANA, y condenaron de nuevo el “bloqueo” estadounidense de Cuba, endosando las casi unánimes resoluciones regulares de Naciones Unidas, la más reciente votada por 179 votos a favor y 4 en contra (EEUU, Israel, las Islas Marshall, Palau). Tras fuertes protestas de la Embajada de EEUU, la Cumbre retiró la petición de extradición pero se negó a ceder en la demanda de que aquel país ponga fin a la guerra económica [contra Cuba]. Posada es libre por tanto de reunirse en Miami con su colega Orlando Bosch. Éste está implicado en docenas de crímenes terroristas, incluida la voladura del avión de CUBANA, muchos de ellos en suelo estadounidense. El FBI y el Departamento de Justicia querían deportarle por amenaza a la seguridad nacional, pero Bush puso mucho empeño en garantizarle un perdón presidencial.

Hay muchos ejemplos de ese tipo. Deberíamos tenerlos presentes cuando leemos el pronunciamiento apasionado de Bush II de que “EEUU no distingue entre quienes cometen actos de terror y quienes los apoyan, porque son igualmente culpables de asesinato”, y “el mundo civilizado debe llamar a capítulo a esos países”. Esto fue lo que se proclamó con grandes aplausos en el National Endowment for Democracy unos cuantos días después de que se rechazara la petición de extradición de Venezuela. Los comentarios de Bush plantean otro dilema. Ya que EEUU es parte del mundo civilizado, debería enviar a la fuerza aérea a bombardear Washington; o declararse a si mismo fuera del mundo civilizado. La lógica es impecable, pero afortunadamente, la lógica ha sido despachada hacia el fondo del agujero de la memoria, al igual que las perogrulladas morales.

La doctrina de Bush de que “quienes albergan a terroristas son tan culpables como los mismos terrorismos” fue promulgada cuando los talibanes pidieron evidencias antes de entregar a las personas sospechosas, según EEUU, de terrorismo – no había evidencias creíbles, como el FBI concedió muchos meses después. Esa doctrina es tomada muy en serio. Graham Allison, especialista en relaciones internacionales de Harvard, escribe que “se ha convertido de hecho en una norma de relaciones internacionales”, revocando “la soberanía de los estados que proporcionan santuario a los terroristas”. Pero sólo en el caso de algunos estados, gracias al rechazo del principio de universalidad.

Uno podría haber pensado que también se podría haber planteado un dilema cuando John Negroponte fue nombrado para el puesto de jefe del contraterrorismo. Como Embajador en Honduras durante los años ochenta, estuvo al frente de la mayor estación de la CIA del mundo, no porque Honduras desempeñara un gran papel de Honduras en los asuntos mundiales, sino porque Honduras era la base principal de EEUU en la guerra terrorista internacional por la que Washington fue condenado por el Tribunal Internacional de Justicia y el Consejo de Seguridad (por ausencia de veto). Conocido en Honduras como “el Procónsul”, Negroponte tenía la misión de asegurar que las operaciones terroristas internacionales, que alcanzaron niveles notables de brutalidad, funcionaran eficientemente. Sus responsabilidades en el control de la guerra sobre el escenario sufrieron un vuelco al prohibirse la financiación oficial en 1983, y tuvo que cumplir las órdenes de la Casa Blanca de sobornar y presionar a los antiguos generales hondureños para que aumentaran sus apoyos a la guerra terrorista utilizando fondos procedentes de otras fuentes, más tarde llegaron fondos transferidos ilegalmente de la venta de armas de EEUU a Irán. El más vicioso de los asesinos y torturadores hondureños fue el General Alvarez Martínez, jefe de las fuerzas armadas hondureñas en aquella época, quien había informado a EEUU de que “tenía la intención de utilizar el método argentino para eliminar a los sospechosos de subversión”. Negroponte negó siempre los espantosos crímenes de estado cometidos en Honduras asegurando que la ayuda militar continuaría fluyendo para el terrorismo internacional. Conociendo todos los hechos de Alvarez, la administración Reagan le concedió la medalla del Mérito de la Legión por “apoyar el éxito de los procesos democráticos en Honduras”. La unidad de elite responsable de los peores crímenes en Honduras era el Batallón 3-16, organizado y preparado por Washington y sus asociados neo-nazis argentinos. Los oficiales militares hondureños a cargo del Batallón figuraban en la nómina de la CIA. Cuando el gobierno de Honduras trató finalmente de abordar esos crímenes y llevar a los responsables de los mismos a la justicia, la administración Reagan-Bush rechazó permitir que Negroponte testificara, como requirieron los tribunales.

No hubo virtualmente reacción alguna ante el nombramiento de un importante terrorista internacional para el puesto más importante del contraterrorismo mundial. Ni tampoco frente al hecho de que, justo al mismo tiempo, a la heroína de la lucha popular que derrocó el atroz régimen de Somoza en Nicaragua, Dora María Téllez, se le negara un visado por terrorista para ir a enseñar en el Harvard Divinity School. Su crimen era haber ayudado a derrocar a un tirano y asesino de masas apoyado por EEUU. Orwell no habría sabido si llorar o reír. Hasta el momento, me he estado ajustando a la clase de tópicos que podrían abordarse en una discusión sobre la Guerra contra el Terror que no ha sido deformada por las leyes de hierro de la doctrina. Y eso apenas llega a arañar la superficie. Pero permítanme ahora asumir la hipocresía y cinismo reinantes en Occidente y mantener la definición operativa de “terror”. Es idéntica a las definiciones oficiales, pero con la misma excepción de Nuremberg: el terror inadmisible es tu terror; el nuestro está exento.

Sin duda, incluso con esta limitación, el terror es un problema importante. Y mitigar o acabar con esa amenaza debería ser una prioridad absoluta. Lamentablemente, no lo es. Todo eso es demasiado fácil de demostrar y, probablemente, las consecuencias van a ser muy graves.

La invasión de Iraq es quizás el ejemplo más aplastante de la escasa prioridad concedida por los dirigentes anglo-estadounidenses a la amenaza del terror. Los planificadores de Washington habían advertido, incluso a través de sus propias agencias de inteligencia, que era probable que la invasión aumentara el riesgo del terrorismo. Y así fue, como sus propias agencias de inteligencia lo confirman. El Consejo Nacional de Inteligencia informó hace un año que “Iraq y otros posibles conflictos en el futuro podrían proporcionar reclutamiento, campos de entrenamiento, habilidades técnicas y capacidad para una nueva clase de terroristas que se han ‘profesionalizado’ y para quienes la violencia política se convierte en un fin en sí misma”, extendiéndose por todas partes para defender las tierras musulmanas de los ataques de “invasores infieles” mediante una red globalizada de “difusos grupos islámicos extremistas”, con Iraq reemplazando ahora los campos de entrenamiento afganos para esa red más extensa; todo como resultado de la invasión. Un examen gubernamental de alto nivel de la “guerra contra el terror” dos años después de la invasión ‘se centró en cómo afrontar el aumento de una nueva generación de terroristas entrenados en Iraq en los dos últimos años. Altos funcionarios gubernamentales están concentrando su atención cada vez más para poder anticipar lo que uno llamó “el desangramiento” de cientos o miles de yihadistas entrenados en Iraq regresando a sus países de origen a través de Oriente Próximo y Europa Occidental. “Es un elemento nuevo de una ecuación nueva”, dijo un antiguo funcionario de la administración Bush. “Si no sabes quiénes están en Iraq, ¿cómo vas a localizarles en Estambul o en Londres? (Washington Post).

El pasado mayo, la CIA informó que “Iraq se ha convertido en un imán para los militantes islámicos de forma parecida a como lo fue el Afganistán ocupado por los soviéticos de hace dos décadas y Bosnia en la década de 1990”, según afirmaron los funcionarios estadounidenses en el New York Times. La CIA concluyó que “Iraq puede probar ser un campo de entrenamiento de extremistas islámicos más efectivo aún de lo que fue Afganistán en los primeros tiempos de Al Qaeda, porque está sirviendo como auténtico laboratorio mundial para el combate urbano”. Poco después de las bombas de Londres en julio pasado, Chatham House publicó un estudio que concluía diciendo que “no hay duda de que la invasión de Iraq ha ‘servido para impulsar la red de Al Qaida en cuanto a propaganda, reclutamiento y aumento de financiación’, mientras que ha proporcionado un área ideal de entrenamiento a los terroristas”; y que “el Reino Unido estará sometido a riesgos especiales por ser el aliado más cercano de EEUU” y va “a horcajadas” de la política estadounidense en Iraq y Afganistán. Hay extensas evidencias que muestran que –como ya se vaticinó- la invasión ha aumentado el riesgo de terrorismo y proliferación nuclear. Desde luego, ninguna de esas evidencias muestra que los planificadores prefirieran estas consecuencias, pero sí deja ver que no les preocupaban gran cosa en comparación con prioridades más importantes y poco claras, sólo a aquellos que prefieren lo que los investigadores en derechos humanos denominan en algunas ocasiones “ignorancia deliberada”.

Una vez más encontramos, y muy fácil fácilmente, una vía para reducir la amenaza del terrorismo: no actuar de forma que –previsiblemente- se aumente la amenaza. Aunque se previno un aumento del terror y de la proliferación, la invasión lo consiguió incluso por vías imprevisibles. Se dice a menudo que no se encontraron armas de proliferación masiva en Iraq tras una búsqueda exhaustiva. Sin embargo, eso no es muy exacto. Había depósitos de esas armas en Iraq: fundamentalmente las producidas en la década de los ochenta gracias a la ayuda proporcionada por EEUU e Inglaterra, entre otros. Esos lugares habían sido revisados por los inspectores de Naciones Unidas, quienes desmantelaron el armamento. Pero los inspectores fueron despedidos por los invasores y los lugares quedaron sin vigilancia. No obstante, los inspectores continuaron desarrollando su trabajo con imágenes vía satélite. Descubrieron un sofisticado saqueo masivo de estas instalaciones en unos 100 lugares, incluido el equipamiento para producir misiles a propulsión sólidos y líquidos, bio-toxinas y otras sustancias utilizables para elaborar armas químicas y biológicas, un equipo de alta precisión capaz de construir elementos para elaborar armas químicas y nucleares y misiles. Un periodista jordano fue informado por funcionarios encargados de vigilar la frontera jordano-iraquí que una vez que las fuerzas anglo-estadounidenses se hicieron con el país, se detectaron materiales radioactivos en uno de cada ocho camiones que cruzaban hacia Jordania con destino desconocido.

Las ironías son casi inexpresables. La justificación oficial para la invasión anglo-estadounidense fue impedir el uso de unas armas de destrucción masiva que no existían. La invasión proporcionó medios para desarrollar armas de destrucción masiva a los terroristas que se movilizaron por culpa de EEUU y sus aliados, a saber, mediante el equipamiento que ellos habían proporcionado a Saddam, despreocupándose de los terribles crímenes que evocaron después a fin de conseguir apoyos para la invasión. Es como si Irán estuviera ahora creando armas nucleares utilizando los materiales que para la fusión nuclear proporcionó EEUU al Irán del Shah – lo que podría efectivamente estar sucediendo. Los programas para recuperar y obtener esos materiales tuvieron un éxito considerable en los noventa, pero al igual que la guerra contra el terror, esos programas cayeron víctimas de las prioridades de la administración Bush mientras ellos dedicaban su energía y recursos a invadir Iraq.

En otros lugares de Oriente Próximo también se consideraba el terror como algo secundario frente a la necesidad de asegurar que la región está controlada. Otro ejemplo es la imposición de Bush de nuevas sanciones a Siria en mayo de 2004, poniendo en práctica el Acta de Responsabilidad de Siria aprobada por el Congreso unos cuantos meses antes. Siria está en la lista oficial de estados que patrocinan el terrorismo, a pesar de que Washington ha reconocido que Siria no ha estado implicada en actos terroristas desde hace muchos años y que ha cooperado en gran medida a la hora de proporcionar datos importantes de inteligencia a Washington sobre Al Qaida y otros grupos islamistas radicales. La gravedad de la preocupación de Washington acerca de los vínculos de Siria con el terrorismo se reveló cuando el Presidente Clinton ofreció sacar a Siria de la lista de patrocinadores del terrorismo si se mostraba de acuerdo con las condiciones de paz de EEUU e Israel en la zona. Cuando Siria insistió en recuperar su territorio ocupado, siguió en la lista. La puesta en práctica del Acta de Responsabilidad de Siria privó a EEUU de una fuente importante de información sobre el terrorismo islamista radical para tratar de lograr el objetivo mas importante de establecer en Siria un régimen que aceptara las demandas israelo-estadounidenses.

Volviendo a otro ámbito, el Departamento del Tesoro tiene una oficina (OFAF, Oficina de Control de Activos Extranjeros) que tiene asignada la tarea de investigar las transferencias financieras sospechosas, un elemento central de la “guerra contra el terror”. En abril de 2004, la OFAC informó al Congreso que de sus 120 empleados, cuatro fueron asignados para seguir la pista de las finanzas de Osama bin Laden y Sadam Husein, mientras que casi dos docenas se ocupaban de reforzar el embargo contra Cuba. De 1999 a 2003, hubo 93 investigaciones sobre terrorismo con fondos por valor de 9000 dólares y 11.000 investigaciones sobre Cuba con 8 millones de dólares en fondos. Las conclusiones recibieron un trato de silencio en los medios estadounidenses, así como en otras partes, que yo sepa.

¿Por qué debería el Departamento del Tesoro dedicar más energía a estrangular a Cuba que a la “guerra contra el terror”? Las razones fundamentales aparecían explicadas en documentos internos de los años Kennedy-Johnson. Los planificadores del Departamento de Estado advirtieron que la “existencia misma” del régimen de Castro es un “desafío triunfante” a las políticas estadounidenses que se remonta a 150 años atrás, a la Doctrina Monroe; no a los rusos, sino el intolerable desafío al dueño del hemisferio, igual que ocurrió con el caso de Irán con el desafío exitoso en 1979, o el rechazo por Siria de las demandas de Clinton. Supimos por documentos internos que se consideraba totalmente legítimo castigar a la población. “El pueblo cubano es responsable de su régimen”, decidió el Departamento de Estado de Eisenhower, por lo que EEUU tiene el derecho de hacerles sufrir mediante el estrangulamiento económico, llegando posteriormente al terrorismo directo de Kennedy. Eisenhower y Kennedy estuvieron de acuerdo en que el embargo apresuraría la salida de Fidel Castro como consecuencia del “malestar creciente entre los hambrientos cubanos”. El pensamiento fundamental fue resumido por el funcionario del Departamento de Estado Lester Mallory: Castro sería eliminado “mediante el desencanto y el desafecto debido a la insatisfacción y a la dureza económicas, por eso deberían emprenderse con prontitud todos los medios posibles a fin de debilitar la vida económica de Cuba para llevar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”. Cuando Cuba estaba en situación desesperada tras el colapso de la Unión Soviética, Washington intensificó el castigo al pueblo cubano, a iniciativa de los liberales demócratas. El autor de las medidas de 1992 para intensificar el bloqueo declaraba que “mi objetivo es causar estragos en Cuba” (Representante Robert Torricelli). Todo este estado de cosas ha proseguido hasta el momento actual.

A la administración Kennedy le preocupaba mucho de que la amenaza del desarrollo consolidado de Cuba pudiera ser un modelo para otros. Pero aparte de estas preocupaciones normales, el desafío con éxito es en sí mismo intolerable, y combatirlo alcanza un puesto mucho más alto, como prioridad, que el de luchar contra el terror. Estos son sólo unos ejemplos más de principios bien establecidos, racionales a nivel interno, muy claros para las víctimas, pero apenas perceptibles en el mundo intelectual de los representantes.

Si reducir la amenaza del terrorismo fuera una prioridad fundamental para Washington o Londres, como así debería ser, habría vías para poder actuar – además de la inadecuada idea de retirar la participación. El primer peldaño sería, sencillamente, intentar entender sus raíces. Con respecto al terrorismo islámico, hay un amplio consenso entre las agencias de inteligencia y los investigadores. Identifican dos categorías: los yihadistas, que se consideran ellos mismos como vanguardia, y su auditorio, que puede rechazar el terrorismo pero que, sin embargo, considera justa su causa. Una seria campaña contraterrorista empezaría por tanto considerando los agravios y, allí donde sea conveniente, los debería someter a tratamiento, que es lo que tendría que hacerse con o sin la amenaza del terrorismo. Hay amplio consenso entre los especialistas de que el terrorismo al estilo de Al Qaeda “es actualmente menos un producto del fundamentalismo islámico que un sencillo objetivo estratégico: forzar a los EEUU y a sus aliados estratégicos occidentales a retirar sus fuerzas de combate de la Península Arábiga y de otros países musulmanes” (Robert Pape, quien ha hecho la investigación más importante sobre los suicidas-bomba). Serios analistas han señalado que las palabras y los hechos de bin Laden están muy correlacionados. Los yihadistas organizados por la administración Reagan y sus aliados pusieron fin a su terrorismo con sede afgana en el interior de Rusia una vez que los rusos se retiraron de Afganistán, aunque lo prosiguieron desde la musulmana Chechenia ocupada, escenario de horripilantes crímenes rusos que nos hacen retroceder al siglo XIX. Osama se volvió en 1991 contra EEUU porque los consideró ocupantes de la tierra sagrada árabe; lo que fue admitido más tarde por el Pentágono como razón para cambiar de sitio las bases estadounidenses de Arabia Saudí a Iraq. Además, estaban enojados con aquel país por rechazar unirse al ataque contra Saddam.

En la más amplia investigación académica del fenómeno de la yihad, Fawaz Gerges llega a la conclusión que, tras el 11-S, “la respuesta dominante en el mundo musulmán hacia Al Qaeda fue muy hostil”, especialmente entre los yihadistas, que lo miraban como un ala extremista peligrosa. En lugar de valorar esa oposición ante Al Qaeda que se ofreció a Washington, “la vía más efectiva de acabar con algo” encontrando “medios inteligentes para alimentar y apoyar las fuerzas internas que se oponían a ideologías militantes como la red de bin Laden”, expone, la administración Bush hizo exactamente lo que bin Laden esperaba que hiciera: recurrir a la violencia, particularmente con la invasión de Iraq. La medersa de Al-Azhar, en Egipto, la institución más antigua de enseñanza religiosa superior del mundo islámico, emitió una fatwa, que consiguió grandes apoyos, aconsejando a “todos musulmanes del mundo emprender la yihad contra las fuerzas invasoras estadounidenses” en una guerra que Bush había declarado contra el Islam. Una personalidad religiosa de Al-Azhar, que había sido “uno de los primeros académicos musulmanes en condenar a Al Qaeda, y era a menudo acusado por clérigos ultraconservadores como reformador pro-occidental, decidió que los esfuerzos para detener la invasión estadounidense [de Iraq] son un ‘deber islámico obligatorio’”. Investigaciones realizadas por la inteligencia saudí e israelí, apoyadas por institutos de estudios estratégicos, concluyen que los combatientes extranjeros en Iraq, que suponen el 5-10% de la insurgencia, se habían movilizado a causa de la invasión y no tenían antecedentes previos de asociación con grupos terroristas. Son impresionantes los logros de los planificadores de la administración Bush inspirando el radicalismo islámico y el terrorismo y uniéndose a Osama en la creación de un “choque de civilizaciones”.

Michael Scheuer, el antiguo analista de la CIA responsable de seguir el rastro de Osama bin Laden desde 1996, escribe que “bin Laden ha sido muy preciso al expresarle a EEUU las razones por las que ha emprendido la guerra contra nosotros. Ninguna de esas razones tiene nada que ver con nuestras libertades y democracia, sino todo que ver con las políticas y acciones de EEUU en el mundo musulmán”. La preocupación de Osama “es cambiar de manera drástica las políticas occidentales y estadounidenses en el mundo musulmán”, Scheuer escribe: “Es un guerrero práctico, no un terrorista apocalíptico en busca del Armageddon”. Como Osama repite constantemente, “Al Qaeda no apoya a la resistencia islámica que trata de conquistar nuevas tierras”. Al preferir consolar ilusiones, Washington ignora “el poder ideológico, la letalidad y el potencial de crecimiento de la amenaza personificada por Osama bin Laden, así como el ímpetu que a esa amenaza le ha dado la invasión y la ocupación, encabezada por EEUU, del Iraq musulmán, [que es] la guinda en el pastel para Al Qaeda”. “Las fuerzas y políticas estadounidenses están logrando que se complete la radicalización del mundo islámico, algo que Osama bin Laden ha estado tratando de hacer con considerable pero incompleto éxito desde los primeros años de la década de 1990. Como resultado, [Scheuer añade], es justo concluir que los Estados Unidos de América siguen siendo el único aliado insustituible de bin Laden”.

Los agravios son muy reales. Un panel consultivo del Pentágono concluía hace un año que “los musulmanes ‘no odian nuestra libertad’, sino que más bien odian nuestras políticas”, añadiendo que “cuando la diplomacia estadounidense habla de llevar la democracia a las sociedades islámicas, es visto nada más que como una hipocresía egoísta”. Las conclusiones se retrotraen a hace muchos años. En 1958, el Presidente Eisenhower se sentía desconcertado por “la campaña de odio contra nosotros” en el mundo árabe, “no por parte de los gobiernos sino de los pueblos”, que están “del lado de Nasser”, apoyando el nacionalismo laico independiente. Las razones de la “campaña de odio” fueron subrayadas por el Consejo Nacional de Seguridad: “A los ojos de la mayoría de los árabes, EEUU parecen oponerse a la consecución de los objetivos del nacionalismo árabe. Creen que EEUU está buscando proteger sus intereses petrolíferos en Oriente Próximo mediante el apoyo al statu quo y oponiéndose al progreso político y económico”. Además, esa percepción es compresible: “nuestros intereses económicos y culturales en la zona han llevado de forma antinatural a que EEUU estreche relaciones con elementos del mundo árabe cuyos intereses fundamentales descansan en el mantenimiento de relaciones con Occidente y del statu quo en sus países”, impidiendo la democracia y el desarrollo.

El Wall Street Journal halló más de lo mismo cuando investigó las opiniones de “acaudalados musulmanes” inmediatamente después del 11-S: banqueros, profesionales, empresarios, se sentía comprometidos con los “valores occidentales” oficiales y estaban empotrados en el proyecto de globalización neoliberal. Estaban también consternados por el apoyo de Washington a estados autoritarios duros y por las barreras levantadas contra el desarrollo y la democracia al “apoyar a regímenes opresores”. Sin embargo, tenían nuevos agravios más allá de los apuntados por el Consejo Nacional de Seguridad en 1958: el régimen de sanciones de Washington contra Iraq y el apoyo a la ocupación militar israelí y la absorción de los territorios. No se investigó a las inmensas cantidades de gente pobre y sufriente, pero es probable que sus sentimientos fueran más intensos, asociados con un amargo resentimiento hacia las elites accidentalizadas y hacia los gobernantes brutales y corruptos respaldados por el poder occidental que están asegurando que la enorme riqueza de la región fluya hacia occidente, además de enriquecerse ellos mismos. La invasión de Iraq más que anticipar sólo intensificó aún más esos sentimientos.

Hay caminos para abordar de forma constructiva la amenaza del terror, aunque no aquellos que prefiere el “aliado indispensable de bin Laden”, o aquellos que tratan de no ver el mundo real mediante sorprendentes poses heroicas acerca del fascismo islámico, o que simplemente declaran que no se pueden hacer propuestas cuando hay propuestas válidas que no les gustan. Las vías constructivas tienen que empezar con una mirada honesta frente al espejo, algo que es necesario siempre, aunque no sea tarea fácil.

Texto original en inglés: www.counterpunch.org/chomsky01242006.html

De críticas a catalanes y viñetas con Mahoma

A veces parece que no pasa el tiempo, ni para mí, ni -lo que es peor- para la historia y que las historias se repiten hasta la saciedad. No es que me quiera poner pedante con esta entrada, pero es que, insito, no pasa el tiempo para la garrulez.

Ayer estaba yo leyendo un artículo publicado en El Correo Gallego el 14 de febrero de 1914, ¡casi nada!, que se titulaba: "Un caso de catalanofobia" y lo firma "Un catalán", un cura catalán, para ser más exactos, y además autor de teatro que se quejaba del trato recibido por la prensa de aquella zona a su obra por el hecho de... ser catalán. Bien. O no.

Poco después leo que Jiménez Losantos ha criticado que le den los Goya a Isabel Coixet. Para ser más concretos se pregunta que qué galardones son estos que premian a una película dirigida  rodada en inglés por una catalana -no sé si por mujer, por catalana o por qué, la verdad-. Luego dirán que los de derechas son más cultos, tienen más estudios pero... a las pruebas me remito.

Y, por rematar con las "animaladas" ideológicas. Resulta que, en enero del 2006, repito, ENERO del 2006 van y se quejan los musulmanes de unas viñetas publicadas en Dinamarca hace cuatro meses, sí CUATRO meses. ¿No suena esto a "vamos a entretener a los países musulmanes con algo" y de paso a justificar, si se ponen tontos, que los "democraticemos"? O, más bien, ¿no suena esto a "como Europa no tienen ningún problema con los países árabes, vamos a provocar un conflicto?, porque sino a mí que me expliquen cómo han tardado cuatro meses en enfadarse -con razón, pero tardía- y no lo hicieron el día después de la publicación. ¿No parece que detrás esté la mano del "amigo" americano?

Inmigrantes y parejas de hecho... ¿responsables de los malos tratos?

Intento tranquilizarme porque sí, porque no conduce a nada perder la calma, ni cambia nada, pero es muy dificil con los tiempos que corren. Ahora resulta que Amando de Miguel -que dicen que es sociólogo- nos explica en un artículo que sólo por el hecho de que en los próximos años crecerá el número de parejas de hecho «se puede sospechar el aumento de los casos de violencia doméstica contra las mujeres». Diga usted que sí "señor" "sociólogo". Y dígalo usted bien alto porque le dejan en la Fundación FAES, presidida por el ex presidente del Gobierno José María Aznar, que es donde publican estas cosas y otras peores.

¿Recordáis a Amando de Miguel? yo al principio he tenido que hacer un esfuerzo para quitarle la pátina rancia que destila y recordar quién era, pero luego, ¡claro!, he recordado la anécdota "inolvidable" que tuvo con la directora general de la Mujer de la Comunidad de Madrid, cuando le preguntó si tenía clítoris, cuando ella estaba dando una conferencia sobre violencia de género. Y ante la negativa de contestar, él siguió diciendo: Creo que mis preguntas son lo suficientemente fáciles para responder sí o no.¿Sabe usted hacer una regla de tres?" ¡Otra gran intervención de "don" Amando! Y de ahí en adelante, al comité de sabios de la televisión española, ¡otro gran acierto! Ahora sólo queda esperar a ver qué más se le ocurre.

A lo que iba, al artículo. El título del articulillo de marras: "La violencia de género y otras iniquidades", en él no se queda en apuntar sus ideas, las explica detalladamente. La culpa del aumento de la violencia de género es del aumento de emigrantes y de las parejas de hecho. YEl sociólogo justifica su afirmación no en el hecho de que los extranjeros sean más propensos a la violencia, sino que todo depende de su condición de marginados.  no sólo eso, añade que la "discriminación positiva" potencia el ascenso social y político de mujeres incompetentes. 

 

Los Goyas y sus ropajes

Podría empezar diciendo que a mí me ha encantado la peli de Isabel Coixet, pero ya lo sabe todo el mundo;que me estoy leyendo el guión y también me está gustando mucho, pero eso tampoco es una novedad; podría empezar con eso y con que creo que sus Goya son más que merecidos. Claro que también podría añadir en la lista otras pelis que me han gustado tanto como esa -"Habana Blues", un otro ejemplo y que a lo mejor no se las han mirado con tan buenos ojos y no han sido nominadas como debían-. Pero me parece a mí que, puestos a hablar de la gala de los Goya casi que -y a los comentarios que he oído, visto o recibido hoy- podría centrame sólo en la sosez de la puesta en escena. Salvo los memorables fragmentos de Fernando Fernán Gómez, que no sé cómo no estaba nominado a mejor secundario, por "Para que no me olvides", poco más se salvaba de las más de cuatro horas. Bueno, se salvó Santiago Segura: "A pesar de que me han ignorado totalmente en las nominaciones, he venido a entregar un premio. Me podía haber quedado en casa viendo nevar, pero no". Eso sí que es reírse de todo el mundo y lo demás son tonterías.

Pues bien, como hoy tengo el día tonto, como el tiempo, me centro en los trajes, vestidos, vestuarios varios que fuimos viendo a lo largo de la gala de ayer, que también dan un par de dolores de cabeza.

Cinco comentarios concretos para que os hagáis una idea:

- Un hurra por el arriesgue de la ministra de Cultura y su vestido Ágatha Ruiz de la Prada. No sé si es el cuerpo más adecuado para lucirlo, pero se sumo a la apuesta por el diseño español y sus colores, que a los diseñadores lánguidos ya los lucían las actrices.

- Un aplauso por el David Delfín de Óscar Jaenada. Qué gran idea la chaqueta con manga corta.

- Una pregunta que me inquieta ¿quién eligió el vestuario de Concha Velasco? ¿Puede ser una imagen de la princesa Leia de mayor?

- Un viva por el vestido, creo que de Cavalli, elegido por Candela Peña que siempre tiene un toque diferente del resto de las actrices.

- Un ole por el Stella McCartney para H&M de Isabel Coixet, la prueba más evidente de que no hace falta gastarse mucho dinero para ir a saraos del cine, basta con tener ideas.

Y ya no más, paso de Goya Toledo y su estética rancia -muchos dicen que elegante-, de los vestidos de la mayoría de actrices que presentaban premio (alguien veía algo más que negro en los planos generales?), de la sosez de las corbatas... en fin. Y un resumen, Marisa Paredes sigue siendo la única diva, Aitana la más elegante, la Sampietro la que sabe mejor mantenerse con la edad, y Carmen Maura sigue siendo la del rojo eterno, aunque tenga que alargase la falda.

Ah!, dos últimas preguntas ¿podemos recuperar a la Sardá para la gala? ganamos todos seguro.

Y ¿puede alguien explicarme, porque no estoy muy ducha en asuntos académicos, por qué no enviamos "La vida secreta de las palabras" a los Oscar si es la que los académicos han votado como mejor película? ¿O sea, por si no ha quedado clara la pregunta, cómo es que enviamos a "Obaba" a los Oscar? Es más, cómo de las diez nominaciones sólo se ha llevado una? Se me escapan cosas, está claro.

¡Y a mí que me encanta estar oliendo a chocolate blanco!

¡Y a mí que me encanta estar oliendo a chocolate blanco!

Pensaréis que me estoy volviendo loca, o no, o quizás no penséis nada del título y estéis a la espera, pues bien, lo aclaro rápido. Hoy, que no os libraréis de algunas opiniones estatutarias, peperas y, quizás, hasta cinéfilas, que se acercan los Goya, no me quiero resistir a colgar la foto de un regalo que acaba hacerme María. ¡Jabón para la ducha y crema para el cuerpo de chocolate blanco!, estoy que no me lo creo de contenta, la verdaZ, que diría un madrileño, porque lo hueles y da ganas de comérselo. ¿Se resistiría alguien a un masaje con crema de chocolate blanco? diría que no, así que eso. A los que me habéis escrito pidiendo algún post acerca del mundo freak, espero que esto cubra las expectativas creadas por las cosas que tengo en mi casa. Sigo, y cambio. Que sino soy capaz de poneros la foto de una bolsa de guisantes fritos que he comprado para regalar y también son un gran regalo.

De todos modos, no me negaréis que, para mundo freak el de la política esta nuestra, la casera. Que lo miras desde fuera -y hasta los del The N.Y. Times nos lo dicen- y somos unos trogloditas. Se puede decir más alto pero no más claro. Ahora va Mariano -ya me perdonarán sus tocayos pero hay nombres que le vienen a los personajes al pelo- y dice que quiere hacer un referendum para no sé qué de nuestro Estatut. ¡Diga usted que sí! El pobre Ibarretxe pidiendo a gritos desde hace casi dos años que le dejen hacerlo en El País Vasco, y ellos -los del PP, los del PSOE, todos- diciendo que no, que no es constitucional. Y Mariano -que bien podría ser Marianico el corto- él cree que ahora sí que se puede hacer. Pero... ¡atentos! sólo para que ¡España!, la grande y libre, opine sobre el Estatut.

Mira tú qué gusto da saber que lo constitucional sólo pueden valorarlo justamente los del PP, ¿no? En fin, paciencia, que espero que con la cantidad de licenciados y doctores en derecho que corren por la calle Génova alguien les diga que justo eso, sí lo del referéndum, tiene una ley orgánica específica que regula que no se nos pueda consultar nada. Triste, pero cierto. Aunque... bien pensado... si los señores de la derecha tienen a bien pedirlo... igual dan el punto de arranque para que lo pidamos todos. ¡Ay! qué mal te veo Mariano, vas a ser tan poco profesional como Carod, y eso que parecía imposible.

¿Mujeres inteligentes?... mejor las llamamos brujas

Hace un par de días una amiga -Laura- me envió un artículo que me viene al pelo ahora que me entero de que a Isabel Coixet le han dado cuatro premios en el Círculo de Escritores Cinematográficos por "La vida secreta de las palabras". Vamos, que me viene como caído del cielo. Y lo releo. Es una entrevista que le hacían en la Contra de La Vanguardia a Rafael Mérida, catedrático Asociado de la Universidad de Puerto Rico, especialista en literatura medieval. Hasta aquí todo bien. Lo interesante venía con la definición -medieval, o no- de bruja: "Brujas, en realidad, eran las mujeres sabias del pueblo, y no lo que nos ha hecho llegar el discurso del poder oficial religioso y político, siempre en manos de los hombres." Mira tú qué bien, qué gusto daban -y dan, porque aún se puede escuchar algún comentario al respecto- salido de la boca de algunos hombres... ¿inseguros?, como poco. Ellos saben que no saben, lo mejor, claro, eliminar a la que sí sabe, o marginarla, o alejarse o señalarla. ¿Alguna de vosotras conoce una mujer que se aleje de un hombre inteligente? Sí, lo sé, pregunta retórica. O sea, no, no conocéis a ninguna. ¿Y hombres? Aquí el resultado es afirmativo. ¿No? Pues eso.

Bueno, bueno. Hasta aquí bien -o mal, para mejor decir-. Pero la entrevista sigue: "Está demostrado que las mujeres tuvieron que ingeniárselas para sustituir su fragilidad física y falta de acceso al poder político mediante otras estrategias. Y decidieron que su estrategia partiera de la inteligencia". Mira tú, como ahora. ¿La diferencia? Ahora no queman a nadie pero... es más sutil, todo es más sutil. Te hacen elegir, o te "no" eligen. En fin, que se lleva mal, eso de encontrarte a alguien delante del sexo opuesto con más capacidad y se la elimina, o se le hace elegir y ser... ¿como hombres?, paciencia.

Me extendería pero no lo voy a hacer, porque como se mezcla la gimnasia con la magnesia, y el feminismo con la igualdad no quiero tener que explicarme innecesariamente. Sólo que, de pronto, pienso en Bachelett, Merckel, Fernández de la Vega... en las diez Premio Nobel de Literatura, en Pilar Miró, Gracia Querejeta o Isabel Coixet... Lucía Etxebarría, Almudena Grandes o Banana Yoshimoto... pienso en nombres que se me ocurren ahora, pero alguna más hay, al menos en la misma proporción que hombres ¿no?, y espero que estén, o hayan estado, acompañadas de hombres para los que "ser bruja" no sea un problema, sino un disfrute (la palabra no es demasiado acertada pero es que no son horas, la verdad). A ver si conseguimos que en el 2006 ser inteligente, ¿bruja?, no sea un defecto, sino una virtud.

"Crash": colisión... de emociones bien tramadas

Vaya por delante que a mí "Million Dolar Baby" no me gustó, lo digo proque es del mismo guionista que "Crash". No. Ya veis. No me gustan las películas tramposas, las que quieren hacer llorar al espectador, las que buscan el lado débil para posicionarnos como quieren cuando ya saben que estamos posicionados. Ni tampoco me gusta que igualen a mujeres y hombres justo por el lado contrario al que creo que hay que igualar. ¿Recordáis aquello de nosotras también queremos hacer la mili? PUes no, una tontería más que no me gusta. Por eso tampoco me gustó "Mar adentro". Así que me dispuse a ver "Crash" después de haber escuchado grandes críticas elogiosas, pero sin demasiadas espectativas.

Ahora recuerdo que leí que el relato de Haggis nació después de que le robaran el coche a punta de pistola, y así es justamente como empieza la película y como me sentí yo: sorprendida y enganchada desde el principio. Sí, es una película tramposa, pero con un guión que da envidia de lo bien que está escrito, de los bien que están enlazadas las historias. Porque es una película en la que varias historias -coral, creo que la llaman- que aparentemente no tienen nada que ver y acaban por entrelazarse y tienen sentido -solo rechina un pelín al final, por previsible. Una película en la que las historias ironizan hasta el infinito con todos los tópicos, sobre todo raciales, que se viven en Estados Unidos: un hispano se ríe del acento en inglés de un coreano, un iraní tiene que escuchar la broma fácil de que le llamen Osama, y un negro se tiene que tragar los comentarios raciales de sus jefes blancos que creen saber más que él de su propia raza... y que saca todos las emociones de cada uno de los personajes y de sus historias.

No sé si está o no nominada con los vaqueros gays, no lo sé; no sé si recuerda demasiado a Robert Altman (aunque tampoco es malo que te comparen con Altman, la verdad) o no, pero el guión es bueno y la peli también y debería estar nominada y recibir algún que otro premio.

Este año va de premios

Pues sí, lo que yo os diga, tengo grandes esperanzas puestas en este 2006 que empieza y se van confirmando. De momento este año va de premios a los amigos y yo, ya veis, estoy más que encantada. Primero fue Marta Sanz y su finalista al Nadal, con "Susana y los viejos", y ahora es Francesc Miralles a quien le acaban de dar el XIIIena edició del Premi Columna Jove con la novela "Interrail".  Bueno, ahí van los dos como consejos, para quien se lance a la lectura. Veremos qué otros premios nos depara el año.

Yo, mientras, con mi libro sobre la guerra civil finiquitado y a la espera de que el editor me pase cuando quiera pruebas -¡ni os imagináis las ganas que tengo de ver cómo queda!- y claro la semana ha ido de Pasarela Barcelona y Bread and Butter.  Impresiones varias. La más clarita: esto es lo que hay y no habrá mucho más. O sea, parece que la Pasarela Barcelona, que sustituye a la Gaudí, tiene sus días contados y todo acabará en Cibeles. No me importa, soy de las que cree que sería mucho más últil tener una sola pasarela de referencia en España -para lo que hay que desfilar, incluso media pasarela bastaría- y que dediquen el millón de euros de financiación que les han dado a los de la moda a... no sé mil  una cosas que esta ciudad nuestra necesita con urgencia. Ni me molesto en listas. ah! eso sí, yo sigo recomendando La Casita de Wendy, si será porque sus diseños son "muy yo", como me dijeron el otro día, si será porque es lo único de color que he visto, si será por lo que sea, el caso es que a mí me siguen encantando y ahora, además, venderán cosas de papelería y complementos. ¿Quién da más?

Me pongo fashion, pero es por relajar tensiones derivadas de la guerra civil que, o aseguro, me ha dejado la cabeza más triste que otra cosa. Ah! y una recomendación, ayer vi un documental "Que mi nombre no se borre de la historia", si tenéis oportunidad, pues eso, que lo veais. Es un resumen de cómo fueron los años anteriores a la guerra civil, cómo fue la guerra, y las consecuencias carcelarias que sufrieron los perdedores que -mira tú las ironías de la vida- acabaron siendo acusados de "sedición". ¿No es eso una ironía como pocas? 

Hoy, una de obviedades y coincidencias

Sólo dos líneas para contaros algo que todos sabéis y es que la vida es un pañuelo. Así son las cosas y así se las hemos contado. Lo que enlaza con una de mis frases favoritas: No la hagas y no la temas. Pues eso.

Llego ahora -depués de estar todo el día escribiendo guerra civil como una campeona, y con gran satisfacción propia, las cosas como son- de una cena/presentación/fashion/performance (era muchas cosas a la vez) de un libro que acaba de salir ahora -"La moda mata pero no engorda"- y que me interesaba no solo conocer al autor, sino también leerlo para el próximo que tengo que entregar. Hasta aquí todo normal. He ido acompañada, claro, porque no sé ir sola a los sitios donde hay gente que no conozco, y resulta que no sólo me he encontrado a más de uno que me interesaba tener localizado, sino que además he coincidido con periodistas de moda que me van a ir pasando / dando / facilitando información. Hoy la cosa va de enlazar palabras.

Miedo me da pensar en la próxima inauguración de Cinemascope, ¡Joan! A ver si nos encontraremos con todos los catalanets pseudo o no pseudo cinéfilos por afición, por vocación o incluso por profesión... miedo me da, ya os digo.

Pues eso, que me pongo un rato más con la guerra, que mi original está dando las últimas bocanadas. No sin antes deciros que lo de la Bachelet se merecerá un post próximo, porque estoy encantada / fascinada / contenta con los rumbos que está tomando Latinoamérica y que prometen mucho. Porque, para aquel que no lo sepa, un socialista latinoamericano vale, como poco, por uno de izquierda unida de aquí. Que no sé si es mucho decir, pero sí es decir más izquierda que la nuestra.

Por cierto -si es que no puedo evitarlo- yo, si fuera Batasuna, también celebraría el congreso el día 21. Como dice mi padre, una cosa es que te sancionen con tarjeta roja y no pueda jugar con el Barça, pero eso no te impide jugar a fútbol. ¿Es o no? Ay!! esta ley de partidos, que no sabemos dónde nos estamos metiendo.

A falta de otro cerdo rosa, una gata japonesa

A falta de otro cerdo rosa, una gata japonesa

Será porque llevo muchos días leyendo sobre la guerra civil, porque llevo muchos días escribiendo sin parar, porque mi post sobre mi cerdo rosa ha tenido muchos comentarios, porque me espera una semana de desfiles y diseñadores, porque mañana retomo mis clases de japonés, porque acabo de leerme el último libro de Banana Yoshimoto "Suelo profundo" o porque mi hermano me ha mandado desde Tokio el lindo broche de la foto con su anillo a juego, será por lo que sea hoy me pongo japonesa. O medio, al menos.

Empezaré por decir, que si lindo -aunque poco valorado por los comentarios- era el cerdo rosa, tan lindo como él, sino más, es este broche de Kitty -diseñado por Tarina Tarantino, ahí es na- que espero que valoréis tanto como yo. Dicho queda. Ahora, os ahorro guerra civil, os ahorro mi agobio pre clase de japo que evidenciará que como no he hecho nada en los últimos seis meses ni sabré leer lo básico y también mis dudas acerca de la Pasarela Barcelona, porque de ella espero ir contando algo conforme avance la semana. Lo que no os ahorro es mi opinión sobre el libro de la Yoshimoto, porque he leído un par de críticas de "periodistas especializados" que creen que leyéndola ya saben cómo es la joven literatura japonesa -y mis comillas van con segundas, claro- y me temo que es más complicado. Que en el archipiélago nipón son casi 140 millones de personas y hay algún novelista más, si mi intuicion no me falla. Que no.

Empezaré por decir que Banana Yoshimoto -para quien no sepa de qué autora hablo, que es lo más normal- es de las pocas novelistas japonesas que se traducen al español, junto con los murakamis -Ryu y Haruki-, si de jóvenes y modernos hablamos, sin contar al Nobel Kenzaburo Oé. De los tres es la menos conocida, la menos leída y, con diferencia la más japonesa. Entiéndase, claro, que para que una editorial se arriesgue a traducirla en España es señal evidente de que es poco japonesa en su tierra, pero sigue siéndolo mucho en la nuestra. Y de los tres, así son las cosas, a mí es la que más me gusta, quizás porque a mí me parece lo bastante japonesa para entenderla pero sin perder cosas que a mí me parecen típicas del carácter japonés o que yo asocio a Tokio o a lo que he vivido por allí o leo sobre los japoneses y por eso me hace más gracia. Y digo esto porque -y hace un rato se lo comentaba a Laura- justamente en un par de diálogos de la traducción se nota cómo la traductora se ha dejado llevar por el japonés -es un trozo muy sencillo y por eso me he dado cuenta-. En japonés la palabra utilizada para "caro" y "alto" es la misma, y en castellano, ya lo véis, no. Y ha habido un cruce que podía haberse solucionado y no dar una lectura extraña. Pues eso para que lo japonés lo entendiéramos en lugar de pensar que es un texto raro.

Dicho esto me pongo con el libro, que en realidad son tres relatos que tienen como hilo conductor el sueño, precisamente. Un sueño y un pasar el tiempo y dejar que pase a un ritmo que no es el nuestro y que acaba siéndolo conforme lees las historias. Tres narraciones cortas protagonizadas por chicas, tan raras como atractivas, y que a mí -una tontería como otra cualquiera- me dan la sensación de que las lees mientras se construyen, como si estuvieras doblando papel y haciendo origami, por los pliegues, lo lento, pero ordenado, los sorprendente del resultado... bueno, no sé si logro explicar exactamente lo que transmiten pero yo me las leería. Nada que ver, eso sí, con el libro de cuentos del que hablaba el otro día: "Los girasoles ciegos".

Ah!, aviso para navegantes, a Banana Yoshimoto le interesa bastante lo español... y a lo mejor tenemos la suerte de que se adapte aguna de sus novelas.

No siempre voy a ser yo la agorera

Con todas estas sanjurjadas", catalanes, militares, estatuto, unidades de España y demás, he llegado a creerme que exagero, que veo lobos-militares, donde hay delfines y que debería tranquilizarme. A mí me pasa mucho, si queréis que os sea sincera. Y en esas estaba cuando hoy, que he estado toda la mañana con mi padre (a ratos hablando, otros leyendo -yo Banana Yoshimoto, él El País; otros hablando por el móvil...) va y me recomienda un artículo de un historiador que él sabe que no es santo de mi devoción: JOAN B. CULLA I CLARÀ. Pero a recomendación paterna, lectura posterior, no hay otra, en eso sí, que soy muy obediente. Y, para que veáis que no soy yo, sino que somos varios os copio el artículo íntegro. ¡La falta que hace conocer la historia!, me repito, pero es cierto:

Aquella vez, la discusión del Estatuto había comenzado el 6 de mayo de 1932 en unas Cortes donde la oposición al proyecto de ley se mostró virulenta, sin ahorrar maniobras obstruccionistas ni alardes demagógicos. Mientras, en la prensa y en la calle, los lúgubres presagios sobre la desintegración de España alternaban con las apelaciones al boicoteo anticatalán; elementos ultras agredían en Madrid a un parlamentario de Esquerra, y los más peligrosos enemigos de la democracia republicana se sentían espoleados por tal atmósfera. Aquel 5 de julio, Manuel Azaña -presidente del Gobierno y ministro de la Guerra- anotaba en su diario: "En la desaforada campaña que se hace contra el Estatuto hallan (los oficiales golpistas) apoyo, estímulo y ambiente para sus fines... La posición que han tomado algunos políticos es, consciente o inconscientemente, inductora de rebelión, porque los militares desafectos, que no se atrevían a chistar invocando tan sólo sus intereses de clase o sus propias opiniones políticas, se animan pensando y viendo que hay otros personajes de su mismo parecer, de cuyas declaraciones y propagandas pueden sacar algunos principios justificativos de una acción violenta".

En efecto, la madrugada del 10 de agosto siguiente un grupo de oficiales -activos o en la reserva- seguidos de escasa tropa y flanqueados por militantes de la extrema derecha monárquica intentaron sin éxito, en Madrid, asaltar el Ministerio de la Guerra y el palacio de Comunicaciones, con el balance de una decena de muertos. Poco después, en Sevilla, el general José Sanjurjo Sacanell -a la sazón director general de Carabineros- sublevaba a la guarnición local, se instalaba en la Capitanía General hispalense y hacía público desde allí un bando que ponía en primer lugar, entre las justificaciones de su alzamiento, la defensa de la integridad de España, amenazada por el proyecto estatutario. Tras el fiasco de Madrid, los facciosos quedaron aislados en Sevilla y se desbandaron a las 24 horas, pero la sanjurjada constituyó un primer aviso sobre las intenciones de la derecha española y fue para ésta un fracaso lleno de provechosas enseñanzas, a aplicar en julio de 1936.

Es curioso cómo, a veces, la historia se complace en las coincidencias: un momento político-legislativo no idéntico, pero muy semejante al de 1932; una campaña mediática y partidista gemela a la de entonces en su histeria, en su mendacidad, en su cainismo; una parecida movilización antiestatutaria de fuerzas vivas, de poderes fácticos, de intereses crecidos al calor de una determinada concepción de España; la Capitanía General de Sevilla como marco, y en ella, otro general que, espoleado por la verborrea irresponsable de ciertos políticos y de muchos opinadores, siente y expresa el reflejo pretoriano: la idea de que los militares son los depositarios y los guardianes por excelencia del patriotismo, de que están ungidos para interpretar mejor que nadie -mejor incluso que los representantes del sufragio popular- cuáles son en cada momento el bien y el interés de España.

No, el general José Mena Aguado no se subleva, claro que no -por algo estamos en 2006, y en la OTAN, y en la Unión Europea...-, sólo proclama la "inquietante preocupación" de los uniformados ante aspectos vertebrales del Estatuto en proyecto (Cataluña nación, el deber de conocer la lengua catalana, la descentralización de la justicia...) y asocia amenazadoramente tales objeciones con una eventual intervención castrense al abrigo del artículo 8º de la Constitución. Acto seguido, diversas asociaciones de militares declaran compartir su inquietud, alguna incluso le considera una víctima de las represalias del separatismo, y medio centenar de compañeros de promoción -entre ellos, seis generales- se solidarizan con él en carta a La Razón del pasado martes. ¿Qué pasa, que el Tribunal Constitucional se ha mudado a los cuartos de banderas y ahora, en lugar de sentencias, dicta arengas preventivas?

Por lo demás, el cuartelazo virtual encabezado por Mena Aguado invita a ciertas reflexiones retrospectivas. Si ahora, en 2006, no ha sido posible sustraer el debate sobre el nuevo Estatuto y su encaje constitucional a un ostensible ruido de sables, ¿se imaginan cómo debieron de discurrir las cosas en 1978-79? Si los militares de hoy, que hablan inglés y están homologados internacionalmente, no han podido resistirse a la tentación de la amenaza golpista, ¿alguien cree que las Fuerzas Armadas de los años setenta -que eran las de Franco- permanecieron quietas, mudas y neutrales, sin ejercer presión ni coacción alguna, sin condicionar en nada las fórmulas constitucionales y estatutarias de nuestra mitificada transición?

En agosto de 1932 aquello que Azaña, con su característico desdén, había calificado como "una grotesca militarada sin importancia" "tuvo por consecuencia [cito ahora a Manuel Tuñón de Lara] un sobresalto de conciencia en la izquierda", de modo que "el Estatuto de Cataluña fue aprobado a paso de carga". En efecto, bajo el impacto de la sanjurjada, la mayor parte de los antiestatutistas desde posiciones liberales o meramente democráticas comprendieron que estaban haciéndole el caldo gordo a la ultraderecha, que los enemigos del Estatuto lo eran de la República, y desarmaron su hostilidad, haciendo posible la aprobación, el 9 de septiembre, de la autonomía catalana. ¿Suscitarán el gesto de Mena Aguado y sus secuelas una reacción parecida? ¿Entenderán por fin tantos presuntos progresistas el fondo antidemocrático de la campaña -de la campaña, no de las críticas razonadas- contra el Estatuto? ¿O seguirán en su defensa de la España única, piramidal y nacional-estatalista, aunque sea encaramados a la grupa del caballo de Pavía?

http://www.elpais.es/articulo/elpepiautcat/20060113elpcat_6/Tes/sanjurjada/virtual